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"Una tutela de las fuerzas armadas sería algo inaceptable para mí"

Pregunta. En su mensaje de transmisión del mando, el general Padilla ha sido bastante explícito al sugerir que las FFAA van a desempeñar un papel de tutela del nuevo Gobierno Civil. ¿Cree usted que este papel va a condicionar los actos de su Gabinete?Respuesta. No recuerdo que el general utilizara la palabra tutela y no creo tampoco que ese sea el concepto. En Latinoamérica hay una función un poco tradicional de las FFAA, que consiste en ser una especie de elemento estabilizador en los países que por su poca ma durez caen con facilidad a veces en el desorden, a veces en el caos... Este papel estabilizador se vuelve con frecuencia algo más que eso. Se vuelve dictadura, se vuelve control de la vida pública del país. Eso ha ocurrido en Bolivia, ha ocurrido muchas veces y ha ocurrido tam bién en los últimos tiempos. Pero en el período del general Padilla hay que reconocer que el Ejército ha comprendido que es hora de irse. Y lo han hecho con gran honestidad, con gran rectitud. Lo habitual ha sido que cuando quieren cambiar de guardia, como se dice, llamen a unas elecciones que controlan, que dirigen, con un candi dato militar, y a final de cuentas, siguen en el Gobierno con una especie de cobertura democrática. El general Padilla no ha hecho eso. Y es algo excepcional. Sí, creo que el general Padilla piensa que las FFAA van a seguir desempeñando esa especie de función estabiliza dora, esa especie de último recurso contra el caos, pero no creo que él piense, ni yo pienso, en un tutelaje. Una tutela de las FFAA no sería algo aceptable para mí.

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P. ¿Cree usted entonces que la «retirada a los cuarteles» es una retirada definitiva?

R. Es una retirada real ahora. El porvenir es imprevisible. Me parece una retirada honesta, que no presupone tutela y sí una preocupación por la marcha del país.

P. ¿Su Gobierno va a administrar el país en consulta con las Fuerzas Armadas?

R. En las partes que correspondan, sí, pero no en las que no corresponda.

P. La situación económica boliviana, según los datos que se manejan, parece gravísima. ¿Cree usted que su Gobierno nace con la fuerza suficiente como para afrontar esta situación?.

R. Creo que este Gobierno nace con un apoyo por consenso que es muy grande en el país. Yo me he arriesgado a decir en el mensaje tradicional del que se hace cargo del Gobierno cosas no tradicionales. Creo que ha sido un mensaje que ha planteado las cosas de un modo que no es habitual. Naturalmente, he buscado la reacción a mis palabras y la verdad es que esa reacción ha sido generalmente aprobatoria. Eso me da la esperanza de que la solidez de este Gobiemo se apoya en dos cosas: en un consenso nacional y en la decisión de las FFAA de dejar hacer. Sobre la base de estas dos cosas creo que hay base suficiente como para encarar medidas económicas sumamente difíciles, con consecuencias sociales muy serias también; pero problemas acerca de los cuales todo el mundo tiene una noción -muy clara de que deben ser encarados.P. ¿Tiene usted en la cabeza alguna de esas aplicaciones concretas?

R. No las soluciones, pero la mención de los problemas está en boca de todo el mundo. Usted tiene, por ejemplo, el problema de los precios de los carburantes, demasiado bajo, que es un problema urgente. Está el problema de la elevadísima deuda exterior, el cumplimiento de los plazos de esta deuda. Están los organismos autónomos, que tienen déficits muy grandes y que se siguen acumulando minería, ferrocarriles. También el, colte de vida para la gente, que ha subido, evidentemente. No hay inflación en Bolivia, pero hay amenaza de inflación. Todas estas cosas son problemas que hay que encarar.

P. Usted está anticipando un programa de saneamiento económico...

R. Es un amargo programa de realidad económica. Los venezolanos usan una palabra que me llamó mucho la atención cuando estaba en Venezuela.... algo así como ver la realidad, como sincerar la situación económica del país. No es una palabra que se use mucho aquíen ese sentido, pero eso es lo que yo creo que hay que hacer.

P. ¿Cuál cree, en definitiva, que va a ser la posición de los señores Estenssoro y Siles ante su Gobierno? ¿Espera usted mucha hostilidad electoral de su parte?

R. Me imagino, por la experiencia anterior y por lo que ahora está ocurriendo, que los dos volverán a ser candidatos presidenciales. o no tengo hostilidad personal ni política hacia ninguno de ellos. Soy uno de los fundadores del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), un partido de izquierda con una cualidad que he reiterado muchas veces... El problema de la izquierda es siempre el de la aplicación de una concepción teórica a una realidad dada, en un tiempo dado. Es una especie de frase consagrada, ¿no es cierto? El problema de la izquierda boliviana ha sido que normalmente ha utilizado la teoría, pero se ha olvidado de la realidad dada en la época dada.

P. ¿En qué medida es político el Gabinete por usted designado, al que ya se ha calificado de tecnocrático?

R. Tenía la esperanza, al comenzar mis gestiones, de que sería un Gobierno político. Me parecía apropiado que después de muchos años de regímenes defacto hubiera un Gobierno civil y político. Es lo que debe ser un Gobierno. Ha ocurrido, sin embargo, que para hacer un Gabinete político se necesita la participación de los políticos y que los partidos y los frentes que obtuvieron mayor número de votos en las -elecciones de julio, y que, en consecuencia, son los actores más reales del escenario político, se han negado. Por lo menos se ha negado uno de ellos, lo que determinó automáticamente la negativa del otro lado. Entonces este no es un Gobierno político; es un Gobierno civil, pero no un Gobierno político. Es un Gobierno formado sobre la base de gente que, creo yo, tiene capacidad para gobernar.

P. No siendo político, ¿qué filiación adjudicaría usted a su Gobierno?

R. Personalmente yo soy un hombre formado a la izquierda toda mi vida. Pero a un Gobierno que, como éste, tiene las características de nacimiento que tiene y las limitaciones que tiene por el proceso electoral, es difícil darle una etiqueta política. Para mí, se trata de un centro a la izquierda claramente.

P. ¿Usted no cree que lo ocurrido en el Congreso boliviano con motivo de la elección presidencial ha desacreditado un poco al parlamentarismo de este país ante su opinión pública? Me refiero al período de indecisión y parálisis, concluido con su designación como presidente interino.

R. Yo no sé. La impresión que yo tuve durante los días que estuve manejando el Congreso fue una impresión muy favorable. Creo que el Congreso ha actuado con gran seriedad. Ahora, claro, la solución inesperada a llevado a cosas que desde fuera se pueden ver como más o menos inquietantes o desordenadas... Pero hay que acordarse que en Congresos de países muy civilizados algunas veces han sucedido escenas de tiros y tirarse los tinteros y cosas así. No creo que lo que ha ocurrido en el Congreso de Bolivia sea nada muy extraordinario. Me parece que está dentro de la normalidad democrática de un país que además, durante quince años, no ha tenido Congreso.

P. ¿Su Gobierno provisional va a intentar de alguna manera construir una plataforma política o electoral desde la cual se vayan anulando los señores Paz y Siles ... ? Parece que muchos bolivianos consideran que hay un exceso de protagonismo político en este país, polarizado en torno a estos dos nombres.

R. Si este sentimiento es como usted dice, se expresarán en las próximas elecciones. Si eso a lo que usted alude en su pregunta es real, entonces el escenario propio para la dilucidación de ese problema es el escenario electoral. Si eso fuera cierto podría surgir un tercer candidato. Una cosa es cierta: esta no va a ser una elección organizada desde el Gobierno y ganada desde el Gobierno. Quien gane esta elección la va a ganar, no se la va a deber a nadie.

P. ¿Tiene usted prevista alguna iniciativa especial en política exterior? Estoy pensando en la cuestión de la mediterraneidad de Bolivia y en el eventual reconocimiento de Estados con regímenes diferentes.

R. Sí y no. Va a haber una reunión de la OEA aquí, en octubre. Esa es una oportunidad para ver el caso de la salida al mar de Bolivia, que es un problema angustioso y permanente. Vamos a ver qué se puede hacer en relación a esa reunión y a este vital problema en la reunión; pero es prematuro entrar en detalles ahora. Por lo que se refiere a las plenas relaciones diplomáticas, nuestro problema no es una cuestión política o ideológica. Las relaciones internacionales, obviamente, se sostienen con los Estados, no con las ideologías. La limitación nuestra a este respecto es una limitación económica. Hay alrededor de 145 países en el mundo. Nosotros no podemos tener embajadas en los 145, pero en aquellos en que hasta ahora no hay por puras razones ideológicas y con los cuales nos interesa mantener relaciones, sin duda vamos a revisarlo. No tenemos limitaciones conceptuales previas.

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