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Roldós tomó posesión como presidente de Ecuador

Jaime Roldós Aguilera tomó posesión ayer, en Quito, de la presidencia de la República Ecuatoriana, en el curso de un acto celebrado en el Palacio Legislativo, en presencia del triunvirato militar que detentaba el poder, de los parlamentarios ecuatorianos y de un total de sesenta delegaciones extranjeras, entre las que se encontraban Adolfo Suárez y Felipe González como representantes españoles.La capital ecuatoriana, engalanada con banderas y bajo un sol casi primaveral, se convirtió ayer en escenario de un nuevo cambio de régimen en América Latina, Jaime Roldós Aguilera, líder del partido Concentración de Fuerzas Populares (Cefepe), que ganó las últimas elecciones presidenciales, asumió ayer el poder después de nueve años de dictaduras, en las que se sucedieron tres golpes de Estado. Roldós, que cuenta con el apoyo parlamentario del Partido Democristiano de su hoy vicepresidente, Oswaldo Hurtado Larrera, tiene ante sí una dura y difícil tarea: consolidar la democracia en este país y evitar la tentación de un nuevo golpe militar.

Un ambicioso proyecto este que a juicio de muchos observadores políticos, deberá llevarse al margen del pasado militar inmediato No son pocos los que aseguran que si el nuevo Gobierno decide hurgar en el haber político y económico del triunvirato -a quienes se les acusa de haber participado en la reciente muerte del economista Abdón Calderón y en la desaparición de fondos del Estado- el riesgo de golpe sería real. Por ello, se tiene la impresión de que Roldós hará la vista gorda para sobrevivir e intentará crear un nuevo clima con los nuevos militares que llegaron ayer con él al poder.

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Suárez y Felipe Gonzáles se entrevistan hoy en Quito

(Viene de primera página)El triunvirato, integrado por el almirante Poveda, general de división Durán Arcentales y teniente general Eloro Franco, pasó ayer a la reserva en el curso de una ostentosa ceremonia militar, aunque en su discurso presidencial, en el que hizo una alusión a las Cortes de Cádiz, declaró que la situación socioecómica de Ecuador era desastrosa, dando cifras que contradecían el discurso optimista del almirante del triunvirato, Alfredo Poveda, que fue quien le entregó el poder.

Al margen de los actos oficiales, en los que la Administración ecuatoriana se vio desbordada en protocolo y organización, la delegación española, encabezada por el presidente Suárez (la más amplia de las llegadas a Quito), aprovechó la presencia de otros líderes políticos para establecer contactos. A nivel político destacan las conversaciones que Suárez ha mantenido con el secretario de Estado norteamericano, Cyrus Vance, que se celebró en la noche de ayer (primeras horas de la madrugada española), y en la que se cree que fueron abordados los siguientes temas: bases de EEUU, conferencia no alineados y posición hispana ante las hegemonías, partiendo del discurso de Suárez en Brasil -a la hora de transmitir esta crónica aún no se conocía el resultado de esta entrevista-. Tampoco teníamos noticias de los encuentros de Suárez con la jefa de Estado en funciones de Nicaragua, Violeta Chamorro, o con el presidente de Venezuela, Herrera Campins, que se ha convertido en la mayor preocupación de la delegación hispana. Al parecer, los acuerdos económicos que Suárez estableció con Carlos Andrés Pérez no marchan bien con su sucesor, Herrera Campins, receloso de los contactos del Gobierno Suárez con su oposición e incluso con Colombia.

También se espera que Suárez conversará con el presidente Turbay, de Colombia, y con Rodrigo Carazo, de Costa Rica, así como con el nuevo Gobierno ecuatoriano, con el que España quiere concluir contratos para la explotación conjunta de petróleo, pesca y creación de empresas mixtas, etcétera.

Igualmente, se cree que Felipe González inicie una serie de conversaciones con los líderes políticos presentes en Quito, disputando así el protagonismo al presidente Suárez, con quien se espera que se entreviste hoy (ambos duermen en el mismo hotel), según fue acordado en el curso de una comunicación telefónica de Felipe González con Suárez. El líder parlamentario de la oposición viaja completamente solo, lo que contrasta con el enorme séquito de Suárez, y a pesar de ello y de estar invitado como representante parlamentario y no como delegación oficial, su presencia en esta ciudad despertó una gran expectación.

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