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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Más sobre el Jardín Botánico

Tenía el propósito de no escribir más cartas sobre el Jardín Botánico, pero las afirmaciones del profesor Rivas (EL PAIS, 23-VII- 1979) no pueden quedar sin adecuada aclaración.En cuanto a lo que pusieron en el acta los constituyentes de la. junta, me imagino que sería lo que no molestase al señor Esteruelas. ¡Cuántas cosas han ocurrido en España durante tantos años y no han constado en actas ni han aparecido en la prensa!

De ser cierto lo que dice el señor Rivas, hubiese sido una extorsión para echarme a mí y colocar al hijo del director del Instituto, pero eso ninguna autoridad del Consejo lo hizo. Por otra parte, el CS de IC tenía medios para cesar a quien no le interesase. Dimití yo, como consta oficialmente.

Lo que se trata es de demostrar que el señor Rivas se opuso al

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proyecto Goya. Tiene un procedimiento bien fácil. En las actas de la Junta Rectora del Jardín. Allí estarán sus alegaciones en contra.

Con respecto a lo que pasó en el Jardín durante el período de mi dirección, no olvide que el Jardín era sólo un departamento y recibía las migajas que la dirección a cargo de su padre le destinaba.

Por lo que se refiere al traslado de libros, éstos eran propiedad de la facultad de Ciencias, y la entrega se hizo con la supervisión de funcionarios de bibliotecas del CS de IC. El oficio correspondiente autorizando la entrega fue firmado por el señor Rivas, padre. ¿No lo recuerda?

En cuanto a su abuelo, catedrático de Botánica, es una fantasía morisca. Don Marcelo Rivas Mateos jamás fue catedrático de Botánica Farmacéutica. Aunque en los textos se lo ponía. Espero que el nieto demuestre que es falso lo que digo.

Será mejor que el señor Rivas Martínez no lance cortinas de humo para cubrirse ante la unánime repulsa de la opinión pública por haber autorizado un arboricidio y unas obras que han destrozado uno de los pocos jardines del siglo XVIII que quedaban en España. Que acepte la responsabilidad y no le eche también la culpa al único que dimitió en el asunto.

Hubiese sido más bonito que «cargase el muerto», además de a Franco, a Cavanilles, Lagasca o Gómez Ortega, y no al más modesto de los directores del Jardín Botánico.

Tampoco estaría de más que nos explique quién va a pagar esos millones gastados tan inútilmente.

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