Strauss visita Hungría para mejorar su imagen en los países del Este
Franz Josef Strauss, recién nombrado candidato de la oposición cristianodemócrata a la Cancillería federal, se encuentra en visita oficial en Hungría. Como ministro presidente del land de Baviera, dirige una delegación parlamentaria bávara en un viaje informativo a la República magiar.La visita, prevista ya antes del nombramiento de Strauss como candidato a la Cancillería, ha tomado un carácter muy diferente después. Los húngaros lo han tenido muy en cuenta y, aunque manteniéndose en el marco protocolario, han dado a entender que reciben a un posible canciller de la RFA. El primer secretario del Partido Comunista húngaro ha acordado a Strauss una entrevista de una hora de duración.
Doscientas cincuenta personas forman la comitiva bávara, el pleno de la fracción mayoritaria CSU en el Parlamento regional. La tónica oficial de la visita es histórica y regional. Se ha hablado de política exterior bávara de contactos entre Estados ribereños del Danubio. El castillo de Esztergom, donde fue coronado el primer rey húngaro, Esteban I, casado con la princesa Gisela de Baviera, ha sido visitado por la delegación alemana. Pero lo que apenas se esconde tras estas formalidades es la búsqueda de un perfil de hombre de Estado, con el que se puede encontrar un modus vivendi. De cara a las elecciones legislativas de 1980, Strauss debe neutralizar su identidad de político nacionalista y derechista. Ha aprovechado para ello la primera ocasión, Hungría, con la esperanza de que su visita allí sea el primer escalón hacia un entendimiento que debe culminar en Moscú. En círculos de la Unión Cristiano-Social bávara, la CSU, se expresa la esperanza de que una invitación llegue el próximo otoño.
Strauss no dispone de una alternativa política a la actual ostpolitik del Gobierno alemán. Lo que se le conoce como parlamentario no puede dejar de preocupar en el Este europeo. Durante los debates sobre reforma fiscal, hace unos meses, en el Bundestag, el primer ministro bávaro pedía aún que las leyes se acordaran con validez, teórica claro está, para todos los territorios del antiguo Reich. Es decir, también para Kaliningrado (Koenigsberg), en la URSS hoy, por ejemplo. Durante su estancia en Budapest, Strauss, aunque muy reservado en sus declaraciones políticas, no ha dejado de señalar que los acuerdos de la RFA con los países del Este deben ser respetados tal como hoy están. Esto es lo nuevo.
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