Falta una política científica
El pasado mes de junio se han celebrado, en la sede central del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) unas jornadas científicas del área de biología y biomedicina de dicho organismo. El objeto de estas jornadas ha sido el establecer las bases para el desarrollo en nuestro país de una política científica. La necesidad de que España posea y desarrolle una investigación científica de calidad, tanto a un nivel básico (o fundamental) como aplicado o de desarrollo tecnológico ha sido puesta de manifiesto repetidas veces y a todos los niveles.Con la colaboración de los sectores implicados se han estudiado las posibles relaciones de cooperación con la sanidad, la industria farmacéutica y la universidad. De entre las conclusiones más importantes que se han obtenido podernos citar la urgente necesidad de aumentar la dotación económica destinada en nuestro país a la investigación, que se sitúa en la actualidad por debajo de la de bastantes países del Tercer Mundo; que el número de científicos que poseemos es muy inferior al requerido para poder realizar una investigación eficaz y, como consecuencia de una falta total de política científica, la edad media de dicho personal es demasiado elevada; que muchos de los más graves problemas sanitarios que aquejan a nuestro país podrían ser resueltos si se apoyase suficientemente a nuestra investigación. Otro tanto sucede con la industria privada, que en la actualidad gasta muchos millones en pagos por tecnología extranjera. También se ha puesto de manifiesto la necesidad urgente de establecer los mecanismos necesarios para lograr una cooperación fructífera con la universidad, permitiendo el trasvase de personal entre ambas instituciones,
El interés mostrado por todos los asistentes de lograr que la investigación española se ponga al servicio de la sociedad que la mantiene contrasta con la apatía y el desinterés mostrados por el equipo ministerial del ramo, al frente del cual se encuentra el señor González Seara. A pesar de las invitaciones personales cursadas al ministro y al subsecretario de Estado para las Universidades e Investigación, ninguna de ambas personalidades se dignó aparecer por el CSIC, contrastando con las declaraciones del señor González Seara en el sentido de que recibiría con sumo interés la opinión de los científicos sobre la futura política científica a seguir en nuestro país. Sí se presentó, sin embargo, el director general de Política Científica, señor Marcos Rico, quien declaró, con una tranquilidad difícil de imaginar, que él sabía poco tanto de investigación en general como del CSIC en particular. Una pregunta obvia que se puede hacer a un comentario de esta índole es: ¿por qué este señor ocupa dicho cargo? Es de suponer que otro tanto debe de suceder con el ministro y el subsecretario de Estado. Lo menos que en esta situación se puede exigir es, o una rectificación pública de las anteriores declaaciones, con un cambio radical e inmediato a la actitud del ministerio, o la dimisión del actual equipo.
Cuando nuestro país se debate en una aguda crisis económica, ocasionada en parte por una casi total dependencia de la tecnología extranjera, no conocemos ningún partido político que haya declarado que es absolutamente necesario jugar la baza de desarrollar nuestra investigación propia como un medio imprescindible para superar dicha crisis a medio plazo. Pero no por esta razón debe olvidarse la responsabilidad del partido actualmente en el poder, que o desarrolla inmediatamente una política científica coherente o puede suceder que cuando pase algún tiempo no queden científicos en España que puedan llevarla a cabo. De cualquier modo, parece claro que el actual equipo ministerial no es el más indicado para dar el impulso que necesita la actual investigación en nuestro país, debido a su demostrada falta de interés en el tema.
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