Dificultades de la industria vasca en el proceso de reconversión
El futuro del desarrollo económico del País Vasco pasa por la reconversión industrial, es decir, la diversificación o implantación de otro tipo de industrias que cíclicamente no soporte las crisis al mismo tiempo que los bienes de equipo. Esta renovación, sobre la que no existen estudios pormenorizados, se ignora en qué actividades hay que dirigirla. Se prevé, sin embargo, que el trasvase de mano de obra de una a otra industria va a suponer un mayor alto índice de desempleo en los próximo; cuatro o cinco años.La industria vasca, por su carácter de monocultivo siderúrgico, es una industria dependiente de los productos finales. Su exceso de capacidad generado y el reto de la entrada en la Comunidad Económica Europea, lo que implica un mayor grado de competitividad en calidad y costos, hace obligada la diversificación sectorial y de mercados.
El Instituto Vasco de Estudios e Investigación, financiado por entidades financieras, Cámaras de Comercio y empresas, realiza en la actualidad un estudio sobre posibilidades de reconversión de la industria vasca. Aunque no existen conclusiones sobre el trabajo elaborado -el estudio está en un primer escalón-, sí se pueden desbrozar las líneas maestras por donde se va a desarrollar la actividad en un plazo corto de tiempo.
La situación actual da cuenta de un mercado interior que no absorbe la producción de su economía. En el mercado exterior la industria del País Vasco se enfrenta a una doble competencia, la que los países del Tercer Mundo inmersos en ambiciosos programas de industrialización que afectan a los tradicionales sectores vascos siderometalurgia y astilleros y a la de los países occidentales con desarrollo tecnológico avanzado, es decir, industrias de tecnología punta, de «bata blanca», en el que diversos sectores industriales vascos cifran sus esperanzas de reestructuración.
Por lo que respecta a la electrónica, no existe un estudio a fondo sobre su viabilidad al margen de que en materia de productos de alta tecnología la imagen de prestigie, es tanto o más importante que los costes favorables.
En la misma situación de desinformación se encuentra la mecánica de precisión, a la que se mencio na en el País Vasco con frecuencia desde hace varios años, y la petroquímica, cuyo sector se considera que va a tocar techo aunque la gama de productos derivados -pinturas, cosméticos, etcétera- puedan alentar grandes inversiones. Estos tres nuevos sectores, electrónica, mecánica de precisión y petroquímica, representarían no obstante un mayor valor añadido a la economía vasca. Juan Luis Llorens, jefe de departamento de lKEI, mantiene que «no nos interesa cegarnos en el último paso tecnológico». Y apunta que un objetivo de la reconversión industrial del País Vasco podría ser el desarrollo de la máquina herramienta de nivel tecnológico medio destinada a un mercado de países en desarrollo que necesitan este tipo de máquina, que genera empleo. Mercado que está fundamentalmente en Hispanoamérica.
Dentro del sector servicios, que genera el 42% del producto regional bruto del País Vasco, se prevé el desarrollo de la informática como subsector auxiliar de la industria y cuyo despegue aún no se ha producido.
Uno de los principales problemas que tiene pendientes el País Vasco es poner el freno a las deseconomías a que se ha llegado, en términos de congestión e infraestructura, en las dos provincias costeras, Vizcaya y Guipúzcoa, y que producen un tapón importante para el desarrollo de sus industrias. La acumulación de industrias es tan grande que en la actualidad se producen auténticas aberraciones urbanísticas y un cierto desplazamiento industrial de Vizcaya a Alava.
Paralelas a ello corren las aspiraciones colectivas de bienes de uso, que en la última década no se fomentaron. Es el caso de la contaminación. Algunas empresas, como Echevarría -con 452 millones-, Babcock Wilcok -431 millones- y Nervacero -185 millones-, camirian en la línea de poner freno al problema del medio ambiente.
Los conciertos económicos coinciden todos los sectores -al CGEV el Estatuto «no le estorba»- en que representan el primer paso para hacer frente al futuro inmediato del País Vasco, «aunque a lo mejor se ha puesto demasíada fe en ellos», según Luis Angel Lerena, jefe del servicio de estudios económicos del Banco de Bilbao, «y el Estatuto pueda crear problemas de forma transitoria por el efecto impacto del trasvase de competencias».
En opinión de Juan Luis Llorens, sin embargo, «la transformación industrial de Euskadi pasa por la intervención crediticia del sector público vasco. Es necesario que los recursos captados en el País Vasco sirvan para financiar en el País Vasco. Y el Estatuto es fundamental».
Pareja a la adopción y puesta en marcha del Estatuto se considera imprescindible la presencia de fuentes de financiación que mantengan asequibles los intereses a medio y largo plazo. En este punto los medios bancarios comienzan a estudiar la filosofía de su vida futura. En la actualidad desempeñan un papel de promotores de la industria del País Vasco. Y según Luis Angel Lerena, «de momento los bancos ven claro que no se puede dar un giro drástico de política y abandonar esa actitud promotora». El dilema para la banca es mantener su papel promotor o desempeñar decididamente una exclusiva función comercial.
La decidida intervención del sector público, la potenciación del mercado de valores, y la necesidad de un clima laboral y sociopolítico estable pasan por ser las tres últimas condiciones necesarias para comenzar la superación de la crisis.
Activo empresarial y laboral
Los dos grandes activos con que cuenta el País Vasco para salir de la situación crítica en que se encuentra son una clase empresarial experta y decidida y una clase obrera altamente cualificada.
Dentro de Euskadi se dan dos tipos de empresarios definidos. El pequeño y medio empresario que en su origen fue trabajador de una fábrica y a costa de tesón logró instalar su propia empresa, y el gran empresario con intensas connotaciones políticas.
« La gran empresa, en opinión de José Luis Ibáñez, subdirector de la Caja de Ahorros Municipal de Bilbao, no se resigna a dejar de ser protagonista de la vida política, no le gusta perder centros de poder y pretende mediatizar al legislativo y ejecutivo, a lo que se oponen los partidos políticos, que desean que se acepte el nuevo statu quo nacido a partir de la democracia. »
Al lado del gran empresario se desarrolla el pequeño y mediano empresario, cuya industria «no ha sido protegida» ni tenido los privilegios de la grande y que juega a medio plazo un papel estabilizador. «Es una de las bases del progreso en el País Vasco, reúne de forma más sencilla capital y trabajo, conoce el problema vasco y no transplanta su industria fuera de la región.»
Un dato significativo de la importancia empresarial en el País Vasco lo puede dar el hecho de que sólo el 3% de la población autóctona se haya acogido a la condición de funcionario público.
Para entender su personalidad, Eduardo Larrea, director de la Confederación General de Empresarios de Vizcaya, comenta que el empresario vasco, hasta hace unos años, trataba por todos los medios de mostrarse ante los demás como un hombre que se hacía a sí mismo y poseía una empresa que vivía por la generación de sus propios recursos. Pedir un crédito «era como un estignia».
El segundo gran activo del País Vasco es su clase trabajadora, que se ha incrementado en el período de veinticinco años en algo más del 70%.
La última década franquista coincidió con la mejor época de desarrollo de la economía mundial en su historia. El pueblo vasco adquirió en este tiempo un alto nivel de vida e incorporó a su plantilla laboral miles de personas emigrantes de otros puntos de España. La población activa pasó de 592.784 personas en 1950, a 1.010.671, en 1976 (1). El 80%, aproximadamente, son asalariados.
Los datos que se ofrecen sobre futura población activa (1), «en una hipótesis razonable», la sitúan para 1985 en una cifra próxima a 1.200.000 personas, y para el año 2000, alrededor del millón y medio de empleados. El escepticismo ante el crecimiento de la población activa es grande a causa del proceso recesivo económico. Si la recon,versión industrial y, por tanto, el trasvase de recursos de unos a otros sectores, hace previsible un aumento del nivel de paro por encima del 8,57% actual, «en bastantes años Vizcaya tendrá graves problemas para dar trabajo a su crecimiento vegetativo» y «puede suceder que miles de familias tengan que salir de Vizcaya».
Reacción occidental
Todas las previsiones señalan para los próximos anos dificultades de producción y empleo. Sin embargo, las fuerzas económicas y laborales coinciden en la voluntad de aunar esfuerzos para evitar que la crisis provoque unos costes sociales aún mayores. «Nuestra generación -señala Jesús Dorao- vivió el final de una época gloriosa y vivirá ahora una época de dificultades hasta el año 2000. Nuestra generación está condenada a la escasez de energía, pero confío en la capacidad de reacción occidental».
(1) Datos de la Cámara de Comercio de Bilbao.
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