Centre d'Estudis Musicals de Barcelona: tradición y modernidad
Cuenta la historia musical de Barcelona con una larga tradición pedagógica. Uno de sus capítulos más interesantes es, sin duda, la existencia junto a los conservatorios oficiales (Liceo, Escuela Municipal) de academias privadas. Basta recordar la Academia Marshall (fundada por Granados a principio de siglo) o la más reciente Academia María Canals, creada en 1948, para medir la importancia de tales instituciones.Esto sin citar otros centros ya desaparecidos. Característica de todos ellos podría ser la unión de dos conceptos: tradición y modernidad. En esa línea y con características peculiares nació, hace dos años, el Centre d'Estudis Musicals de Barcelona, que en forma de sociedad anónima y con el sostén de la Caja de Pensiones para la Vejez y de Ahorros de Cataluña y Baleares se propuso aplicar a fondo los más actuales métodos de enseñanza.
La torre de la calma
Un antiguo colegio, de sencillo estilo modernista, ha sido perfectamente acondicionado en sus cuarenta y tantas aulas, tanto en lo decorativo como en lo funcional y lo acústico. Situado en la avenida Vallvidriera, frente a la estación básica del funicular, aun estando cerca de la ciudad se aleja de sus contaminaciones ambientales y sonoras. Las cuatro plantas, que rodean la gran escalera central, inundada de luz, acogen durante el curso un desfile de estudiantes de las diversas especialidades. En el salón de actos, capaz para doscientas personas, se desarrollan audiciones, clases «magistrales», conferencias y coloquios que contribuyen a hacer del «centre» un modelo de vitalidad sosegada, una «torre de calma» hasta cuyas alturas llegan, como en eco lejano, los mil afanes de la urbe industriosa. Casi diría que se adivinan, pues las previsiones acústicas convierten cada aula en un espacio de silencio.Está en marcha acelerada la formación de la biblioteca, a la que han llegado ya los archivos musicales que fueron de Juan Manén y Francesc Costa y a la que el director general, Manuel Capdevila, ha trasladado parte de su fondo bibliográfico, tan rico en algunos temas: Beethoven, Schubert, por ejemplo.
El profesorado
Una prudente limitación del alumnado -que no debe exceder del millar aproximadamente- permite mantener el régimen de lecciones individuales en casi todas las materias y grados: superior, medio y elemental, en unos casos, y superior y elemental en otros. Dictan las enseñanzas Angel Soler y Giménez Attenelle, piano, asistidos por diecisiete profesores; Alberto Lysy y José María Alpiste, violín, asistidos por dos profesores; Radu Aldulescu y Luis Claret, violoncello, con la ayuda de dos profesores; Ludwing Streicher y Fernando Sala, contrabajo; Jean Pierre Rampal y Salvador Gratacós, flauta; Carmen Cesena, flauta dulce; Juan Luis Moraleda, oboe, armonía y composición; Miguel Gaspar, clarinete; Vicente Aguilar, trompa; Miguel Badía, trombón; José Muñoz Coca, guitarra, con dos profesores para el grado elemental; Xavier Joaquín, percusión; Margarita Sabartés, canto; Ana Plandolit y cinco titulares más, solfeo; Santi Riera, pedagogía; Alberto Argudo, historia, estética y análisis, y Dolores Cortés, técnicas de respiración aplicadas tanto al canto como a los instrumentos de viento. El director musical, Angel Soler, dirige también las clases de música de cámara y Enrique Herrera se responsabiliza de la música moderna y de jazz. Apartado sobre el que llamamos la atención ya que es la primera vez que tales materias se enseñan de un modo sistemático y articulado en un centro español, tanto en lo que a conocimientos básicos se refiere (solfeo, teoría, solfeo rítmico, educación del oído, armonía, todo ello aplicado a la música de jazz) como a la práctica ,de los diversos instrumentos: saxo, flauta, clarinete, guitarra eléctrica, bajo eléctrico, piano, batería, percusión, trompeta y trombón, así como a las prácticas de conjunto en los diversos estilos: swing, bossa, latino, etcétera, después de haber profundizado en el análisis de los blues. Es asesor musical del centro el director de la Orquesta Nacional, Antonio Ros Marbá.El Centre d'Estudis Musicals de Barcelona, por la manera de estar concebido, por cuanto significa de prestación al margen de la Administración oficial o, lo que es lo mismo, de una obra nacida en la sociedad y no en el Estado, me parece algo a tener muy en cuenta: un nuevo síntoma de vitalidad musical. Que desde el primer momento, figuras como Lysy, Aldulescu, Streicher o Rampal aceptasen la invitación de formar parte del claustro vale por todo un certificado de garantía artística.
Babelia
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