El español no será idioma oficial del Pen Club internacional
Difícil situación de la agrupación española
«El congreso de Río de Janeiro ha sido para mí una decepción. No había ningún escritor famoso y ni siquiera puedo recordar el nombre del sueco que ha sido elegido presidente. El Pen Club es una utopía.» Así se expresó en una conferencia de prensa el escritor Antonio Gala, vicepresidente del Pen español, quien, en compañía del novelista Raúl Guerra Garrido, asistió en representación del sector español al congreso del Pen internacional, que se ha celebrado en Río.
El Pen Club internacional reúne agrupaciones procedentes de ochenta países del mundo, en el que se hallan representadas todas las zonas geográficas y políticas, desde Occidente a la Europa del Este o países africanos y asiáticos. «Pero, en realidad, parecía una reunión de jubilados, preocupados sobre todo por la burocracia.» Y el tema de la cooficialidad del idioma español en el seno del Pen internacional ni siquiera llegó a plantearse. En efecto, en el congreso del año anterior, en Estocolmo, en los estatutos se fijaron como únicos idiomas oficiales el inglés y el francés. Pero representantes de cualquier otra lengua pueden pedir que los trabajos se efectúen también en su idioma, siempre que corran a su cargo los costes de las traducciones. Hasta ahora, solamente Alemania Federal ha hecho uso de esa facultad de manera permanente, mientras que el idioma portugués lo ha utilizado para esta sesión celebrada en Río de Janeiro.Antonio Gala señaló que, en principio, se pensó en un prorrateo entre los Pen de todos los países de habla hispana para correr con estos gastos, pero la moción no tenía posibilidades de ser aceptada y se optó, en vista de las dificultades y de la más que posible derrota, por ni siquiera presentarla. El coste de dichas traducciones sería de unas 750.000 pesetas anuales, cantidad que no puede afrontar el Pen español, con sus 150 miembros y que, salvo una subvención de la Fundación March, se ve obligado a vivir de las cuotas de dichos socios.
El anterior equipo del Ministerio de Cultura concedió una subvención de un millón de pesetas en firme, pero a la hora del cobro el nuevo equipo no parece saber nada. «Y en estas condiciones es preferible utilizar nuestros fondos para nuestras propias actividades», terminó el presidente, José Manuel Caballero Bonald.
Otro tema que se suscitó en Río fue la creación de clubs Pen de escritores exiliados, para lo cual será preciso nombrar una comisión que se ocupe del tema. Un miembro del Pen catalán, Max Bloch, fue propuesto.
Sobre las declaraciones del ex presidente del Pen internacional, Mario Vargas Llosa, cuyo mandato cesó en la reunión de Río -siendo sustituido por el escritor y periodista sueco Per Wastberg-, en el sentido de que se había censurado la falta de libertad de expresión en los países socialistas, no son del todo exactas. No se citaron nombres de países, en la moción aprobada, que se limitó a una declaración genérica, y sólo se mencionó la situación en América Latina, «desde Argentina a Cuba». Esta moción fue aprobada con un solo voto en contra -Bélgica- y con la abstención de Bulgaria, Hungría y República Federal de Alemania. Por último, el Pen español, en medio de sus dificultades económicas, ha aceptado trasladar sus oficinas a unas instalaciones cedidas por el INLE.
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