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La crisis de Nicaragua

Un grupo sandinista ocupó la embajada nicaragüense en Madrid

Cinco miembros del Frente Sandinista ocuparon ayer la sede de la embajada de Nicaragua en Madrid, en la calle de Rafael Calvo, durante tres cuartos de hora, hasta que la Policía Nacional los desalojó por la fuerza a indicación del embajador, Armando Luna. La policía detuvo a nueve personas, que fueron puestas en libertad por la tarde.Minutos antes de las doce de la mañana de ayer, un grupo sandinista, formado por cinco personas, entró en la embajada de su país para hacerse cargo de la misma por orden de la Comisión Exterior del Frente Sandinista, con apoyo del Gobierno Provisional de Reconstrucción Nacional», así como para que la desalojaran las seis personas (tres hombres y tres mujeres nicaragüenses), incluido el embajador que, hasta ese instante, trabajaban en ella.

Fuerzas de la Policía Nacional se presentaron inmediatamente, al parecer, avisadas por los policías de Servicio en estas oficinas. El embajador manifestó que él no había avisado a nadie, ni del Ministerio de Asuntos Exteriores ni del Interior.

En el pequeño recibidor, ante la presencia de los periodistas, un sandinista descolgó y tiró al suelo un cuadro con la foto de Anastasio Somoza. Un policía nacional trató de impedirlo y de volver a colgar el retrato, pero desistió. Los sandinistas le indicaron que estaban en territorio nicaragüense, que la policia española no tenía por qué inmiscuirse en asuntos internos de este país y que Somoza ya no era presidente de Nicaragua, por lo que su foto no debía presidir aquel lugar. Después pusieron una bandera del Frente Sandinista «porque es la bandera del Ejército del pueblo nicaragüense», a lo que el mismo policía quiso oponerse de nuevo. Posteriormente, colocaron la bandera de Nicaragua.

El embajador manifestó que él entregará la embajada «cuando el Gobierno de Nicaragua me lo ordene y daré cuenta a mi sucesor del correspondiente inventario; mientras tanto, ustedes están cometiendo un delito contra las leyes españolas, que deben velar por el funcionamiento normal en las embajadas». Los sandinistas le replicaron que la Junta del Gobierno de Reconstrucción no reconoce a ningún embajador «de la dictadura genocida somocista».

Un portavoz sandinista leyó dos comunicados. «Francisco Urcuyo retiene el poder demorando la transferencia del mismo a la Junta de Gobierno, en un intento desesperado por mantener un somocismo sin Somoza. La Guardia Nacional sigue bombardeando a la población civil. Pero la victoria sandinista es irreversible», dijo.

Seguidamente, un comisario de Policía preguntó al embajador qué decidía. El embajador contestó que él había agotado sus recursos. Entonces el comisario ordenó a los policías nacionales que desalojaran. Los sandinistas estaban sentados en el suelo con los brazos entrelazados y tuvieron que ser sacados del despacho a la fuerza.

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