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Accidentado encierro de los toros del conde de la Corte

Por fin llegó la lluvia. En la madrugada de ayer cayeron las primeras gotas, que acabaron en una fuerte tormenta a principio de la tarde. Después de cinco días de un calor intenso y plomizo, la lluvia puso ayer la nota refrescante en unas fiestas tan agotadoras.Sin duda, las cuatro gotas que habían caído en Pamplona antes del encierro fueron las causantes de una caída colectiva de la manada en la curva de Blanca de Navarra. Los seis toros de la ganadería del conde de la Corte salieron de los corrales del Gas arropados por los mansos y cabestros, a las ocho de la mañana, después de que sonara el cohete. Después de subir la cuesta de Santo Domingo y atravesar la plaza del Ayuntamiento, la manada se fue al suelo en la curva de Blanca de Navarra con la Estafeta.

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A partir de ahí, el encierro se hizo peligroso, ya que los toros fueron cada uno por su lado. Los dos últimos morlacos barrieron toda la Estafeta, dando sustos, provocando caídas y sembrando el pánico entre algunos corredores del encierro. En la plaza, uno de los toros enganchó a un mozo por el pantalón, y resultó ileso, casi milagrosamente, después de una voltereta por el aire enganchado al cuerno. Como consecuencia de un encierro tan accidentado, varias personas tuvieron que ser atendidas en la enfermería de la plaza de diversas lesiones.

Sin embargo, el único incidente serio desde que comenzaron los sanfermines se produjo ayer en la Estafeta, entre tres jóvenes suramericanos y un miembro de la policía municipal. En la primera pasada que los municipales realizan por la Estafeta para limpiar de gente el recorrido del encierro, los tres jóvenes, dos chicos y una chica, no hicieron caso de las indicaciones de los agentes para que se retiraran de la calle. Y como quiera que pretendían estar en donde no se podían quedar, es decir, en la calle, intervinieron varios mozos de las peñas para convencerles. Después de un diálogo poco fructífero, los de las peñas avisaron a la policía muni cipal para que se llevaran a los tres jóvenes fuera del recorrido del encierro. Cuando llegó el primer policía municipal, uno de los jóvenes le agredió en la cabeza, golpeándole con una botella vacía. El agente se desplomó en el acto y los tres suramericanos recibieron una soberana paliza por parte del personal de las peñas, antes de que fueran detenidos y conducidos a la comisaría. Allí, la joven quedó en libertad y tuvo que ser atendida de un ataque de nervios y el municipal, que fue ingresado en el Hospital de Navarra, fue dado de alta a última hora de la mañana, después de pasar un examen radiográfico.

Al margen del incidente, las fiestas continúan con normalidad. Ayer, los txikis tuvieron su segundo encierro, que comenzó desde el principio de la Estafeta y finalizó sin ningún percance. Y los del Anaitasuna celebraron el Dimasú (día del marido suelto), con el permiso de sus señoras. Y hoy, a las once y media de la noche, sale el Estruendo de Iruña, para desgracia de los amantes del sueno que vivan en el casco viejo.

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