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Parece que Somoza está gravemente enfermo

Según noticias procedentes de Managua, el presidente de Nicaragua, general Anastasio Somoza, sufrió en la tarde del martes un « desfallecimiento », cuya gravedad no ha sido posible comprobar. A media mañana del miércoles, fuentes periodísticas indicaron que Somoza estaba aislado en su «bunker», rodeado únicamente por un equipo de médicos. Todas las comunicaciones telefónicas y de radio con la oficina del dictador estaban interrumpidas.Hace dos años, Somoza sufrió un ataque cardíaco, que le mantuvo temporalmente alejado del poder mientras se recuperaba en una clínica norteamericana. Por prescripción médica, Somoza tuvo que someterse a un régimen estricto de comidas y se le prohibió beber y fumar. Para mantener su peso, el presidente de Nicaragua debía realizar una hora diaria de ejercicios físicos. En las últimas semanas, y como consecuencia de la crisis que vive el país, Somoza había descuidado notablemente su salud: apenas dormía, no hacía sus habituales paseos matinales y era frecuente verle con un vaso de licor en la mano.

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En la misma puerta trasera del «bunker» somocista permanece estacionado, día y noche, un furgón especial que puede ser habilitado, incluso, como quirófano de emergencia. No se sabe si el médico y la enfermera norteamericanos que han vigilado la salud de Somoza desde su ataque cardíaco permanecen aún en Nicaragua.

El deterioro de la salud del dictador centroamericano coincide con informaciones contradictorias sobre una reunión del Congreso, en Managua, en cuyo orden del día figuraría la dimisión del general Somoza. El escenario de esta reunión, cuyas posibilidades de celebración parecen acrecentarse por el regreso a Managua del embajador norteamericano, portador de instrucciones concretas de Washington, sería el hotel Internacional, de la capital nicaragüense.

En Managua hay ya claros signos de descomposición total. Las actividades comerciales e industriales están paralizadas desde hace un mes y proliferan los saqueos de tiendas y almacenes. Los vecinos que acuden a los centros de la Cruz Roja reciben ahora una ración equivalente a la cuarta parte de la que se les entregaba la semana pasada, antes de que se terminaran las reservas alimenticias.

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