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ETA ataca a Madrid y a París

«Después de las amenazas, los atentados. Después de los comunicados y las advertencias, las bombas. Las dos ramas, militar y político-militar, de la organización separatista vasca no han esperado mucho para pasar a los actos y desencadenar una operación espectacular que busca herir el corazón de la economía española y que constituye a la vez un desafío a las autoridades francesas.Las explosiones que resuenan desde hace 48 horas sobre el litoral mediterráneo de España no tienen solamente por objetivo intimidar a los millones de turistas franceses y extranjeros que invaden cada año la Península y obligar a los dirigentes de Madrid a tener en cuenta las peticiones de ETA. (...)

Las bombas de ETA atacan tanto a París como a Madrid. Todo indica que paralelamente a la guerra de vacaciones desencadenada en España por los separatistas, la tensión aumenta en el País Vasco francés, donde las organizaciones simpatizantes o ligadas directamente a ETA no ocultan su determinación y su deseo de pasar, igualmente, a la acción. El ametrallamiento, la noche del domingo al lunes, del tren Puerta del Sol ( ... ) es un índice evidente de esta escalada del terrorismo ciego y fanático, cuyo objetivo final, y aparentemente utópico, es la creación de un estado vasco independiente reagrupando, de una parte y otra de los Pirineos, las provincias del Sur con las del Norte.

El movimiento clandestino Iparretarrak (los del Norte), el más antiguo y el más activo de los grupúsculos revolucionarios del País Vasco francés, sería el responsable de esta acción nueva y preocupante.

ETA ha adaptado constantemente su táctica a las circunstancias y ha sabido escoger sus víctimas con habilidad. El asesinato, en diciembre de 1973, del almirante Carrero Blanco, entonces jefe del Gobierno de Madrid y encargado por Franco de organizar la sucesión, contribuyó a trastornar los planes del caudillo, al eliminar brutalmente la eminencia gris que debía supervisar la instalación de una monarquía a las órdenes del franquismo. La multiplicación desde hace un año de los atentados en el País Vasco español, los asesi natos de policías y militares de elevado rango en Madrid y en Barcelona, han transformado el problema vasco en un rompecabezas para el Gobierno de Madrid, aprisionado entre sus buenas intenciones liberales y el temor de provocar el descontento de un Ejército totalmente fiel al principio de la integridad del territorio nacional. Ahora bien, el dilema planteado por ETA es brutal: la independencia o la lucha a muerte. Si la joven democracia española parece más frágil, se debe al mal vasco, que la corroe, y a la pérdida de dinamismo y al desencanto que se ha extendido a todos los sectores de la opinión.

El Gobierno de Suárez. multiplica actualmente las reservas y los obstáculos con respecto al proyecto de autonomía del País Vasco. Este Estatuto, de todas formas, no contentaría a los extremistas de ETA, partidarios de todo o nada. Pero una actitud más flexible o más comprensiva de Madrid, permitiría tal vez limitar el dominio de ETA sobre la población vasca española. Por su parte, el Gobierno francés se ha contentado hasta ahora con adoptar medidas parciales, en un sentido o en otro, y tiene tendencia hoy a transferir a las autoridades españolas la vigilancia sobre la seguridad amenazada de los turistas franceses. Estas actitudes prudentes corren el riesgo de ser rápidamente superadas por los hechos.»

, 3 de julio

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