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Un poema de Blas de Otero

ECCE HOMO

En calidad de huérfano nonato,

y en condición de eterno pordiosero,

aquí me tienes, Dios. Soy Blas de Otero,

que algunos llaman el mendigo ingrato.

Grima me da vivir, pasar el rato,

tanto valdría hacerme prisionero

de un sueño. Si es que vivo porque muero,

¿a qué vi ene ser hombre o garabato?

Escucha cómo estoy, Dios de las ruinas.

Hecho un cristo, gritando en el vacío,

arrancando, con rabia, las espinas.

¡Piedad para este hombre abierto en frío!

¡Retira, oh Tú, tus manos asembrinas

no sé quién eres tú, siendo Dios mío!

(de Ancia, 1958)

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Su obra: la reordenación permanente
En nombre de muchos

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