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Alvaro Cunqueiro: "He querido ser un jardinero del lenguaje"

El escritor gallego ha obtenido un premio de poesía

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Alvaro Cunqueiro obtuvo, el pasado fin de semana, el premio de poesía Frol de Auga, que se concede en Galicia, por su libro Herba aquí ou acolá (Hierba aquí o allá), el primer volumen de versos que desde 1947 se le conoce a este novelista y articulista, autor de relatos tan conocidos como Cuando el viejo Simbad volvió a las islas, Merlín y familia, Las crónicas del sochantre y Un hombre que se parecía a Orestes. Con esta última obra ganó Cunqueiro el premio Nadal de novela. Alvaro Cunqueiro es de Mondoñedo (Lugo), donde nació en 1911. Hoy se siente orgulloso de haber sido una especie de «jardinero del lenguaje».

Herba aquí ou acolá es, pues, la resurrección como poeta de uno de los más importantes escritores gallegos de su generación. Alvaro Cunqueiro es una personalidad desbordante, generosa, que jamás abandonó su relación con la poesía, pero no la publicó. «En realidad, yo escribo versos por las tardes, cuando se va haciendo de noche, y lo hago durante dos o tres horas.» La resurrección no ha sido voluntaria. Un amigo suyo recogió Herba aquí ou acolá de una serie de versos que Cunqueiro tenía dispersos en sus cajones. El escritor no se opuso. « La suerte es que la recopilación resultó premiada.»Alvaro Cunqueiro se automarginó de la publicación de poemas, impelido por los tiempos que corrían a principios de la década de los cincuenta. «Desde que publiqué mi último libro de versos vino la avalancha de la poesía comprometida. Yo me encontraba un poco al margen de aquel movimiento, porque mi poesía nunca pretendió ese tipo de relación con la sociedad de mi tiempo. »

Como su literatura narrativa la poesía de Cunqueiro fue, desde un principio, «tocada por el surrealismo, algo que era común a la generación de escritores gallegos a la que yo pertenezco. Eramos los llamados neotrovadorescos, que hacíamos una poesía sencilla y humana, que trataba de hallar lo más hondo del alma del hombre».

A pesar del surrealismo, reconoce Cunqueiro, en sus poemas no hay ningún desapego a la tierra. «Yo soy un gallego que utiliza Galicia como un telón de fondo. Y esto ocurre de modo permanente. No quiero salir de esta geografía. Es un paisaje físico y humano que he utilizado para todo: incluso cuando escribí Las mocedades de Ulises, que aparentemente se desarrollaba en Grecia, era Galicia la que estaba en el trasfondo.»

Del paisaje que le gusta al poeta Cunqueiro él selecciona, por escoger algo, «el viejo bosque, los valles, la vecindad perenne del mar. Hay una humedad que me va bien al cuerpo y al alma, un elemento humano con el que me identifico. El gallego es uno de los seres más complejos que existen, porque puede ser escéptico y creedor, racionalista (ama mucho la norma jurídica) y soñador».

Alvaro Cunqueiro sigue escribiendo -siempre lo hizo- en gallego y castellano, indistintamente. «Yo no creo que haya escritores o seres bilingües. Siempre se tiene una lengua de fondo: la materna.

Haciendo honor a ambos parentescos, Cunqueiro publicará próximamente en castellano su novela Ceniza en la manga del viejo. En gallego escribe A taberna de Galiana, donde uno de los fabuladores más originales de la literatura de España retorna su viejo y renovado mundo de Galicia. «¿Lo que yo he aportado a ambas lenguas? Quizá unas fuertes dosis de imaginación, de fantasía, y, si se me permite decirlo, un cuidado de jardinero en el uso del lenguaje.»

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