Abdallah Larui: "El problema del Sahara siempre fue una cuestión colonial"
En el plano ideológico, la influencia del pensador Abdallah Larui no tiene comparación alguna dentro del mundo árabe. Pero nadie suponía hasta hace poco que este escritor, situado en la izquierda de su país, iba a ocuparse de la política de manera frontal. Esto ocurrió con motivo de la crisis del Sahara. Larui demostró ser, de modo repentino, un polemista temible. Y hasta abandonó entonces su plácida reserva de estudioso para participar en la «marcha verde».Al evocar esa transformación, el historiador se sorprende de nuestra sorpresa: «El problema del Sahara siempre estuvo planteado en términos coloniales. Marruecos reclamaba lo que consideraba parte de su territorio, cara a un Estado que se empeñaba en exhibir una posición colonial. Desde hace veinte años, desde la independencia de Marruecos, ésa y no otra era nuestra postura. Había, pues, un problema de integridad territorial o de independencia nacional, cosa que no tiene nada que ver con la estructura interna del propio Estado que reclama un derecho elemental.»
El autor de La ideología árabe contemporánea precisa que él puede ser sumamente crítico acerca de la estructura interna del Estado marroquí y de la práctica política del mismo, pero se niega a relacionar semejante aspecto con un problema de integridad territorial. «Lo mismo sucedió», nos explica, «cuando la independencia; muchos de los líderes eran retrógrados, en el sentido de sentirse aferrados a lo tradicional y de espaldas a lo moderno, pero eso no nos impidió estar a favor de la independencia nacional. Es más, estoy seguro de que un hombre como Ben Barka, demócrata y socialista, de haber seguido con vida, hubiese ido al frente de la «marcha verde». Porque fue la marcha de un pueblo que quiso poner fin a una situación colonial y no la marcha de los soldados de un monarca. »
Respecto a la dramática suerte del pueblo saharaui, su opinión es tajante: «Si Argelia no hubiese intervenido, si incluso ahora mismo la manipulación argelina no fuese el aspecto predominante del conflicto, todo problema interior, descartada la intervención extranjera, nos habría situado en la misma posición en que se encuentra la izquierda española ante el problema catalán o vasco. Es decir, nos encontraríamos tratando de resolver el eventual problema a través de medidas políticas.» Llevando la analogía hasta las últimas consecuencias, indica su deseo: «Quisiera que la izquierda española se diese cuenta de la situación en que vivimos. Es como si hubiese una república vasca, con un ejército vasco que ataca al Ejército español en el País Vasco, pero que tiene su sede oficial en Francia y que cuenta con el apoyo total del Gobierno republicano francés. En tal caso, que es el nuestro, ¿se plantearía el problema vasco del mismo modo que en la actualidad?» Y añade que si los argelinos se retirasen del conflicto la izquierda marroquí tendría, forzosamente, otra actitud.
No entiende Abdallali Larui, salvo si existen segundas intenciones, las noticias periódicas en torno a una reivindicación marroquí de las islas Canarias: «En tanto que historiador, puedo asegurar que jamás Marruecos ha reivindicado Canarias. Nunca he oído hablar de tan grosera tontería. Ceuta y Melilla, por el contrario, son cosas bien distintas; reivindicables, sí, pero sin urgencias. Pertenecen al mismo género de anomalías que Gibraltar o Macao.»
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