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La "cumbre" de Viena

Carter espera ya en la capital austriaca la llegada de Brejnev

El presidente norteamericano, Jimmy Carter, y el secretario general del Partido Comunista soviético, Leónidas Brejnev, inician hoy, en la capital de la neutral Austria, cuatro días de conversaciones en la cumbre. Los máximos dirigentes de las dos superpotencias harán una revisión de los temas conflictivos mundiales y firmarán el segundo tratado para la reducción de sus respectivos arsenales estrátegicos nucleares, conocido como SALT II.

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El presidente Carter fue el primero de los dos que llegó anoche a Viena, trece horas antes de la salida de Moscú del dirigente soviético. Las conversaciones se iniciarán formalmente mañana, sábado, y serán protocolariamente muy austeras aunque de un fuerte contenido político. Ambos han evitado deliberadamente sus apariciones en público durante el desarrollo de la cumbre y tan sólo se han mostrado de acuerdo para posar para la historia durante la ceremonia de la firma, el lunes próximo, del tratado SALT II, que ha costado negociar más de seis años y medio. Anoche, el texto oficial de las SALT II y sus protocolos adicionales quedaron finalizados en Ginebra por las delegaciones de expertos de ambos países.Al margen de la firma de las SALT II, el encuentro Carter-Brejnev reviste una importancia política inusitada, por la serie completa de temas bilaterales y mundiales que examinarán los dos dirigentes. El reflejo de la significación que tendrán en esta cumbre los temas políticos globales lo da una propuesta soviética, hecha pública ayer en Viena a través de fuentes diplomáticas, para retirar 60.000 soldados (cinco divisiones) del teatro de operaciones de Europa Central, principalmente de la República Democrática Alemana, Polonia y Checoslovaquia. La oferta soviética requiere, a su vez, la retirada de la República Federal de Alemania de 32.000 soldados estadounidenses. Según fuentes soviéticas, esta iniciativa mostraría la buena fe de su delegación para sacar las conversaciones de Viena sobre reducción de fuerzas convencionales de Europa (MBFR), que han entrado en su decimonoveno año, del punto muerto en que se encuentran.

Los dos mandatarios se reunirán cinco veces en sesiones de trabajo y abordarán los tres grandes temas genéricos en que está dividida la agenda. El primero de ellos será el control de armamentos donde, aparte de dar el último empujón político al SALT II, ambos dirigentes estudiarán fórmulas para la preparación de la tercera ronda de conversaciones nucleares, o SALT III, en las que deben participar los países europeos.

El segundo capítulo será un análisis de la situación en las zonas de tensión mundial, donde entran en conflicto los intereses de los dos países. El Oriente Próximo, donde la iniciativa Sadat-Begin ha marginado a Moscú en la búsqueda de paz en la región, quizá ceda en importancia ante la situación en el Africa austral (Rodesia), la tensión en el océano Indico y el futuro del sureste asiático.

En el último apartado, las relaciones bilaterales estarán dominadas por los temas comerciales y aduaneros. Washington, cuyo acercamiento a Pekín ha puesto en la picota la actitud del Congreso estadounidense de negar ventajas comerciales a Moscú, ha prometido a la URSS la pronta concesión del estatus de nación más favorecida. Los temas de los disidentes y la emigración judía soviética pesan todavía en esta cuestión, pero no hay duda de que habrá acuerdos, lo mismo que en el campo de la cooperación tecnológica.

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