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XXXVIII FERIA DEL LIBRO

"El «underground» es un teatro de náufragos"

Declaraciones del dramaturgo Eduardo Quiles

Eduardo Quiles, valenciano de nacimiento y residente intermitente en esta ciudad, es uno de los mejores valores del nuevo teatro español (Francisco Nieva, Martínez Mediero, José Ruibal ... ), generación recambio del teatro realista de posguerra caracterizada por su génesis underground y su antifascismo. Premio Internacional de Humor de México (1972) con su obra El asalariado, acaba de publicar ésta junto con La concubina y el dictador y Pigmeos, vagabundos y omnipotentes en editorial Prometeo. El autor firmó ejemplares en la Feria Nacional del Libro, en Madrid.«Intento sintetizar», declaró a EL PAIS, «el teatro clásico con el de vanguardia. Del teatro clásico trato de recuperar el personaje dramático, que el tiempo sigue respetando por su carácter de cimiento de grandes obras como Hamlet, Antígona, Don Juan, La Celestina, y lo sitúo en el teatro de vanguardia del que me interesa su riqueza de expresión a través de todos los elementos fársicos. Me apasiona del teatro moderno su concepto de manejar a la par el sentimiento cómico y trágico. El gran teatro de avanzada es sustancialmente moderna tragicomedia. Además temáticamente mi dramaturgia es de combate, golpeo y desenmascaro un presente histórico donde la desigualdad y la miseria a todos los niveles son rasgos vigorosos del momento.»

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«Mr. Wellwarth, en España también hay teatro de protesta y paradoja, también hacemos teatro underground», escribió un escritor vasco a George E. Wellwarth, profesor de teatro y literatura comparada en Nueva York. Eran mediados de los años sesenta y el especialista norteamericano inició la recopilación de manuscritos, más de un centenar, que fueron publicados bajo el título de Spanish underground drama. Así se configuró una generación teatral maldita, vetada en el circuito comercial, incluso ignorada por los aficionados si Wellwarth y otros no la hubieran recuperado del obligado silencio. Eduardo Quiles se mostró implacable al hablar del tema.

«Somos una generación de náufragos, como sí alguien hubiera dicho "sálvese quien pueda" y cada uno se hubiera agarrado al salvavidas más próximo. En común nos une el escribir un teatro antirrealista que rompe con la generación de posguerra y utilizar una estética distinta y tragicómica para poder reflejar mejor la sociedad actual. La marginación y el énfasis político son otras características que nos reúnen bajo la etiqueta de antifranquistas, pero no todos los que figuramos en las listas antológicas somos sus únicos representantes. Hay muchos más que una crítica teatral abierta debería recuperar. »

Su naufragio te trasladó al otro lado del Atlántico donde entre 1972 y 1975 estrenó seis obras, la UNESCO le reconoció académicamente como maestro de guiones y el diario El Sol le ofreció la columna de crítica teatral y cinematográfica. Centroamérica era no obstante el último puerto de un naufragio iniciado en Marruecos. «Mis primeros años de infancia en Larache me marcaron profundamente. Me recuerdo en un colegio nacional sentado entre un árabe y un judío. Uno venía el viernes muy bien vestido y decía que era domingo y el otro decía lo contrario. Si esto lo conjugas con un ambiente fantástico de Las mil y una noches, marca en una mente tierna la sorpresa por lo mágico. »

De la fantasía árabe se trasladó a la rutina occidental, donde se acentuó más su mundo interior. «El ambiente de las ciudades europeas es lineal y rutinario, no hay puertas abiertas a la imaginación.»

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