Predominio del relato testimonial en la literatura de mujeres

La irresistible expansión de la literatura feminista y de mujeres, en general, es un fenómeno que se acredita por sí mismo. Su carácter progresivo y continuidad en el tiempo elimina toda sospecha de que se trate de un boom coyuntural o de un montaje comercial, aunque no esté libre de los inevitables oportunismos. Ya es rara la librería progre que no cuenta con una sección especial dedicada a la materia y la caseta de la Librería de Mujeres -expositora benjamín en esta feria- es uno de los focos de atracción del público visitante.

La buena marcha que lleva la Librería.... la única especializada en el tema que existe en Madrid, que a los siete meses de su apertura ha superado las previsiones y amortizado deudas, es otro síntoma del creciente interés que despierta la literatura de mujeres. Sin embargo, la cosa no ha hecho más que empezar y quedan todavía muchas lagunas que cubrir, tanto en el aspecto de producción como en el de proyección editorial.«Se hace notar la ausencia de un análisis profundo sobre los planteamientos del movimiento feminista en España», señala Jimena Alonso, de la Librería de Mujeres. «Después del libro de Amparo Moreno Mujeres en lucha no ha habido ninguna aportación de interés. Algunos trabajos parciales en revistas como Ozono y Argumentos, pero nada más.»

«Otro vacío lamentable es el que existe en torno a la obra de Simone de Beauvoir. Casi todos sus libros están publicados por editoriales latinoamericanas, pero por problemas de distribución muchos no se encuentran y, además, suelen ser muy caros. El segundo sexo, editado por Siglo XXI, vale ya más de mil pesetas. »

Entre los títulos aparecidos en los últimos meses, Jimena Alonso destaca el estudio de Giuliana di Febo sobre La Resistencia y Movimiento de Mujeres en España (1936-76); Speculum, de Luce Irigaray, una crítica demoledora de las teorías de Freud sobre la feminidad, y El hecho femenino, una especie de enciclopedia sobre la mujer, de Evelyne Sullerot.

El relato testimonial -escritos en primera persona de mujeres que cuentan de forma novelada sus experiencias- es el género que ha privado este año en lo que a literatura de mujeres se refiere. Se han editado numerosas traducciones de autoras norteamericanas -Doris Lessing con El cuaderno dorado; Lillian Hellman, con La mujer inacabada; Marilyn French, Mujeres o la crónica de la vida de una lesbiana; Rita Mae Brown, Frutos de rubí-, y el último libro de Carmen Alcalde Cartas a Lilith, o la primera novela de Rosa Montero, Crónicas del desamor, están también dentro de esa línea testimonial.

En cuanto a creación exclusivamente literaria, Virginia Wolf y Anais Nin son las plumas femeninas que se han llevado la palma junto a nuestras escritoras recién descubiertas, Esther Tusquets y Montserrat Roig.

Las Memorias, de Alejandra Kollontai, en traducción directa de la edición rusa de 1974, o el trabajo de Antonina Rodrigo sobre las mujeres españolas silenciadas, exiliadas y olvidadas son dos nuevas contribuciones a la recuperación histórica de la mujer perdida. Lo mismo puede decirse del libro de Carlota O'Neill Una mujer en la guerra de España o de las memorias, íntegras o fragmentarias, de tres importantes protagonistas de la historia española: Dolores Ibarruri, Federica Montseny y Victoria Kent.

La difusión de toda esta literatura feminista y de la mujer podría recibir un impulso con la puesta en marcha de la biblioteca especializada que la Subdirección de la Condición Femenina comenzó a formar el pasado octubre. Pero después de nueve meses, y cuando ya se dispone de un fondo que cuenta con unos 2.000 volúmenes, todavía no hay señales de que la biblioteca vaya a abrirse.