Moderadas críticas de las minorías a la política agraria

El tono general de las minorías fue sólo moderadamente crítico para la exposición del ministro de Agricultura. Tanto la filosofía del discurso de Jaime Lamo de Espinosa como, sobre todo, su calendario de leyes y su programa de acciones directas, fueron bien acogidos por la Cámara. Las críticas más duras procedieron de Socialistas de Cataluña y comunistas, así como del grupo andalucista.Los portavoces de la Minoría Catalana y el Partido Nacionalista Vasco, José María Cullell e Iñigo Aguirre, respectivamente, coincidieron con la exposición del señor Lamo en un 85 %, según manifestaron. El señor Aguirre criticó, sin embargo, la existencia de latifundios en Andalucía, Castilla, Aragón y otras regiones, y pidió que el Gobierno realizara una política agraria basada, entre otros puntos, en los precios, la planificación y las estructuras agrarias.

Miguel Angel Arredonda (grupo andalucista) censuró la falta de un plan de ordenación de producciones, así como de intervención en el subsector de comercialización e industrialización agraria. Aludió al problema del paro y a la carencia de un sistema agroalimentario andaluz. Declaró, por último, que sólo un auténtico poder andaluz podrá acometer la necesaria reforma agraria que permita el aprovechamiento completo de los recursos productivos andaluces.

Por el Grupo Mixto, Hipólito Gómez de las Roces centró su intervención en problemas pendientes, tales como los regadíos, los excedentes de vinos, la ganadería y la industrialización de las zonas rurales; Heribert Barrera pidió un trato igual para la industria y la agricultura, y Fernando Sagaseta se refirió a la tragedia de la falta de agua en Canarias y a su posesión privada por parte de una minoría.

Por Coalición Democrática, Jaime de Tejada propugnó una política fiscal que posibilite la creación de propietarios medios; calificó de absurda la política de precios agrarios seguida actualmente, y aludió a la irritante desigualdad existente entre la Seguridad Social agraria la de la rama general. Defendió «una seria y profunda política agraria reformista».

Por los Socialistas de Cataluña, José Vidal aludió a la impotencia de la gente del campo, por el abandono de la agricultura durante cuarenta años. Propugnó la regionalización y condenó el centralismo todavía imperante.

El comunista Ignacio Gallego recordó al ministro que había dedicado muy pocas palabras a los parados. Respecto al programa legislativo, anunció la actitud constructiva de los comunistas, siempre que el contenido de las leyes sea más progresista que el del proyecto de ley de comarcas y fincas mejorables. Criticó también el tratamiento ministerial del sector agrario como un todo homogéneo y censuró que se hubiera olvidado una ley de cooperación acorde con la democracia, teniendo en cuenta que «la cooperación viene sufriendo continuas agresiones a golpes de BOE». Por último, el señor Gallego criticó la falta de diálogo claro por parte del Ministerio de Agricultura con las organizaciones representativas de los agricultores.