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Dos opciones enfrentadas en el PNV sobre el futuro del aeropuerto de Sondica

Un millar de personas se manifestaron el sábado en la localidad vizcaína de Derio, en cuyo municipio -hoy anexionado a Bilbao- se encuentra enclavado el aeropuerto de Sondica, protestando por lo que consideran irregularidades cometidas en la construcción de la nueva pista. Los manifestantes, que expresaban su preocupación ante la posibilidad de que en breve se autoricen entradas y salidas nocturnas de aviones, temen que la permanencia del aeropuerto de Sondica pueda hipotecar el futuro urbanístico de la zona. En torno a este tema existe un juego de intereses políticos y económicos.

La creciente influencia de los sectores más dinámicos del capital vasco en el Partido Nacionalista Vasco -y las tensiones internas que esa influencia suscita- no son ya un secreto para nadie. Esas tensiones han tenido ocasión de manifestarse muy claramente en la polémica en torno a Sondica. Las dos posiciones enfrentadas son, en síntesis, las siguientes:Por una parte, la Cámara de Comercio de Bilbao, exponente de ese sector del nuevo capitalismo vasco, se opone a la desaparición del aeropuerto de Sondica en base a su proximidad a Bilbao y el consecuente ahorro de tiempo que supondría para los viajeros. Por otra, el sector tradicional del PNV calificaba, en una nota oficial, de «parcial y restringido» el planteamiento rival, proponiendo la desaparición de Sondica, que permitiría la «liberación de una área de gran valor urbanístico de cara a la futura ordenación del gran Bilbao». Como alternativa se planteaba el aeropuerto que se construye en las proximidades de Vitoria comunicado por autopista con las demás capitales vascas.

Este último planteamiento, incontestado hasta tiempos recientes, puede considerarse «ortodoxo» desde un punto de vista de ordenación racional del territorio: desde hace por lo menos treinta o cuarenta años se considera que la expansión natural de Bilbao debía dirigirse hacia el valle de Asúa, donde se encuentra Sondica, para descongestionar el centro.

Petroquímica y electrónica

El giro dado por el sector representado en la Cámara de Comercio no es, sin embargo, ilógico. Desde hace más de un año, y bajo los auspicios de la citada institución patronal, el Instituto Vasco de Estudios e Investigación (IVEI) viene analizando las posibilidades de reconversión de la industria vasca. Se trata de seleccionar aquellos sectores que ofrezcan mayores perspectivas de rentabilidad y viabilidad en un estudio de ventajas comparativas. En una entrevista publicada a fines de junio, IVEI adelantaba ya la hipótesis de que esos sectores pudieran ser «los de tecnología avanzada y en particular la petroquímica y la electrónica».Respecto a la petroquímica, cabe recordar que el actual director general de Petronor, primera industria del sector, es Antón Madariaga, presidente de la Cámara de Comercio de Bilbao y principal representante del ala empresarial del PNV.

En cuanto a la industria electrónica su representante más cualificado en el País Vasco es probablemente Unai de Arteche, director general de Arteche Hermanos, de Munguía.

Las perspectivas del desempleo crónico

Así como el desarrollo de la petroquímica va íntimamente ligado a la construcción del superpuerto, la mayor obra de ingeniería proyectada en el País Vasco -y de ahí la participación directa de Petronor en su realización-, el desarrollo de la nueva electrónica vasca estaría ligada al mantenimiento del aeropuerto de Sondica. Pero no tanto en cuanto aeropuerto de viajeros, sino ante todo en relación a.la posibilidad de contar con una terminal aérea de carga situada en el centro de un valle de 2.000 hectáreas.Este planteamiento podría chocar no sólo con los planes clásicos de ordenación del territorio, sino con la aspiración de los partidos de izquierda y sindicatos obreros para hacer de la reconversión industrial una vía de absorción del paro estructural de la economía vasca. Y si la industria petroquímica sería capaz de crear hasta 10.000 puestos de trabajo en un plazo de ocho años -según el ex ministro y actual presidente del consejo de administración de Petronor, Nemesio Fernández Cuesta- la cifra no sólo queda muy por debajo del paro actual, estimado en unos 50.000 trabajadores únicamente en Vizcaya, sino que resulta ampliamente insuficiente para paliar el desempleo que se producirá a corto plazo con la reestructuración del sector naval. Este déficit difícilmente sería compensado por los puestos que pudiera crear la electrónica, que se caracteriza precisamente por su gran valor añadido por puesto de trabajo y consecuentemente escasa capacidad para generar empleo.

Rentabilidad a corto plazo y «reducción de costos sociales» podrían, así, resultar contradictorias. Esta madeja de intereses contrapuestos podría explicar quizá una polémica cuyo alcance final está todavía por ver.

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