"Villa Paraíso", de Gunnel Lindblom, una película feminista

Mundialmente conocida por su trabajo de actriz en El séptimo sello (1956), Fresas salvajes (1957), El manantial de la doncella (1958) y El silencio (1962), de Ingmar Bergman, Gunnel Lindblom (1931) también ha desarrollado una amplia actividad teatral, como actriz y como directora, en el Real Teatro Dramático de Estocolmo. Ayer se estrenó en Madrid Paradise Place (1977), su primera y única película, basada en una novela de Ulla Isaksson y producida por el propio Ingmar Bergman.

Paradise Place es la casa en el archipiélago de Estocolmo donde todos los veranos Katha, médica divorciada, se encuentra con sus padres, sus dos hijas y sus nietos, más algunos otros parientes y amigos. A través de uno de los veranos de este grupo familiar, se relata la mítica nórdica del sol, el calor, el solsticio de verano, la fiesta de San Juan, el día más largo del año, descrito a través de largas comidas al aire libre, paseos por el campo, mañanas de baño en el mar, noches silenciosas llenas de amor. Es un mundo dominado por mujeres y plagado de niños, donde los hombres han desaparecido, pasan fugazmente o son demasiado viejos o jóvenes para tener peso específico, y en el que se debate una problemática claramente femenina que gira sobre el problema de los niños,Gunnel Lindblom ha dicho de su película: «He querido decir que hay una responsabilidad aún mayor que la de alimentar y vestir a los niños. También hay que interesarse por ellos. En la actualidad, esta voluntad de asumir a los niños no existe ni a nivel familiar ni estatal. Todo lo que construimos se apoya sobre otras bases. O son las familias y las madres las que se encargan de los niños o es el Gobierno: actualmente no ocurre ni lo uno ni lo otro. La responsabilidad hacia los niños no se acaba dándoles lo que materialmente necesitan. Este es el problema y no la defensa de la madre. La sociedad sueca es muy hostil hacia los niños: no tenemos cultura, películas para ellos. Se les da una literatura muy mala. Si debe haber guarderías, hay que construir un sistema que las sostenga. Después de las guarderías se sigue desembarazándose de los niños metiéndoles en colegios donde a nadie le importa qué les ocurre. La pregunta que hago -¿qué hacemos con los niños?- no implica responsabilidades particulares ni para las mujeres ni para los hombres. El problema es de mujeres y hombres.»