EEUU y la URSS acuerdan reducir sus arsenales nucleares ofensivos
Estados Unidos y la Unión Soviética anunciaron ayer que han llegado a un acuerdo total en sus conversaciones para limitación de armas nucleares estratégicas ofensivas, y, en consecuencia, los jefes de Estado de ambos países firmarán un tratado -conocido como SALT II- el próximo mes de junio en una capital europea neutral, posiblemente Ginebra.El acuerdo, que revestirá carácter de tratado por parte norteamericana y por tanto requerirá la ratificación por dos tercios del Senado, coloca un límite de 2.250 vectores o misiles estratégicos por cada lado y, por vez primera en la historia armamentista nuclear, incluye una reducción de los actuales arsenales atómicos de cada país.
Presentado por ambos Gobiernos como un acontecimiento histórico dentro de la política de coexistencia pacífica, la conclusión de un segundo acuerdo SALT supone teóricamente un equiparamiento de sus arsenales atómicos y, en cierto modo, el reconocimiento institucional de la necesidad de un control conjunto del poder de destrucción militar de cada potencia.
El texto completo del acuerdo, que se compone de un preámbulo, diecinueve artículos, un protocolo, una declaración conjunta de principios y más de setenta anexos explicativos, no se dará a conocer en su totalidad hasta dentro de varias semanas, ya que en parte necesita unos últimos retoques de las dos delegaciones negociadoras.
Discutido durante más de siete años, el segundo acuerdo SALT completa el firmado en Vladivostock por el presidente Ford y Leónidas Brejnev en 1974 y abarca también al primer acuerdo SALT sobre limitación de armas defensivas, firmado en 1972 por Nixon y Brejnev por un período de cinco años y extendido tácitamente después.
La duración del nuevo acuerdo SALT será de cinco anos, pero para antes de 1981 ambos países habrán tenido que destruir el excedente de 2.250 vectores en sus arsenales atómicos. En el caso norteamericano, y dada su mayor dependencia de los sistemas de múltiples cabezas por cada misil, el número no incluye destrucción, mientras que por parte soviética llevará consigo la desaparición de más de doscientos proyectiles.
Tras la conclusión del acuerdo SALT II, ambas naciones abren el camino a la tercera fase en el control del, armamento nuclear, iniciado oficialmente en 1969 por el presidente Nixon y el secretario general del PC de la Unión Soviética, Leónidas Brejnev. La tercera fase ofrece la novedad de incluir a los aliados europeos de Estados Unidos y de la Unión Soviética.
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