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Continúa sin resolverse la querella criminal contra Proconfort

El pasado domingo, y como consecuencia de una fuerte tormenta acompañada de aparato eléctrico, un rayo destrozó una chimenea colectiva del bloque 30 de la urbanización Villa Fontana II, y cayeron a la calle varios cascotes arrancados por la fuerza del impacto. No hubo que lamentar desgracias personales, pero este incidente ha vuelto a reavivar la polémica sobre las supuestas deficiencias de construcción de una urbanización presentada en su día como modelo y que ha dado origen a una serie de acusaciones, querellas criminales y desmentidos que duran ya cuatro años.Ayer, la Comisión de Vecinos de Villa Fontana II recordó mediante un comunicado a la opinión pública que la instalación de pararrayos es uno de los puntos recogidos en la resolución de la Delegación Provincial de la Vivienda, por la que se obliga a la empresa promotora, Proconfort, a realizar una serie de obras de reparación. La Comisión denunció asimismo la extraña lentitud con que se tramita la querella criminal presentada por ellos y en contra de la empresa en el Juzgado de Instrucción número 9, de Madrid, hace ya dos años, y sobre la que todavía no se ha tomado resolución alguna.

Los vecinos de Villa Fontana II promoverán en los próximos días una manifestación de protesta por estos hechos, a la que esperan que asistan también algunos de los concejales del nuevo Ayuntamiento.

Otro de los temas a los que no se vislumbra solución en Móstoles es el de la entrega de viviendas en el parque Estoril 2. En esta urbanización existen ya unos mil compradores de viviendas, algunos de los cuales han pagado cantidades cercanas a los dos millones de pesetas, sin que las obras de construcción se hayan comenzado.

Algunos de los compradores afectados han denunciado la actitud de la empresa, Promocisa, que está vendiendo ahora pisos en cuatro o cinco millones de pesetas que hace tres años, a últimos de 1975, se valoraban en dos millones. La sospecha de los afectados es que Promocisa está retrasando la construcción para que los compradores, cansados por la espera, opten por recuperar las cantidades entregadas y los pisos queden en disposición de ser vendidos de nuevo a precios mucho más altos.

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