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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Ácida visión de la sociedad norteamericana de hace diez años

Estreno de "Joe, ciudadano americano", de John G. Avildsen

Con Ashby, Fonda, Hopper, Mazursky, Pakula, Ritchie, Scorsese, Spielberg, entre otros, John G. Avildsen forma parte del grupo de directores norteamericanos que debuta a principios de los años setenta con unas películas personales y ambiciosas que no tienen éxito y que, poco a poco, debe someterse a las imposiciones de las grandes multinacionales, que cada vez controlan más estrechamente la industria cinematográfica, corno única forma de seguir haciendo cine.Desde Joe (1970), primera película de Avildsen que le da un gran prestigio crítico pero que tiene una irregular carrera comercial, hasta Rocky (1976), su película más conocida por los Oscar que consigue, hay un largo recorrido de concesiones a una industria cada vez más interesada en la rentabilidad de sus productos y menos en su carga crítica.

Joe se apoya en dos personajes complementarios que son sendos símbolos sociales. Joe Curran, obrero metalúrgico, y William Compton, director de una agencia de publicidad. El proletariado y la burguesía unidos por una trivial y siniestra intriga policíaca. Furioso porque su hija ha sido internada en un hospital por una sobredosis de droga, Compton mata al hippie que le incitó a la droga. A través de la confesión de su crimen, entre los dos hombres nace una fuerte amistad que da origen a un descenso a los infiernos de la violencia por parte de estos representantes de la mayoría silenciosa. Más allá de sus defectos, centrados en el frío tratamiento policíaco de algunos momentos, la película da una ácida visión de la sociedad norteamericana del momento.

Rocky es un cuento de hadas donde un atontado y bonachón boxeador, gracias a su trabajo y a la casualidad, logra el más característico sueño norteamericano, el éxito, al conseguir enfrentarse con el campeón mundial de su especialidad y estar a punto de ganarle. La carga crítica de Joe ha desaparecido y en su lugar se ha situado la apología del triunfo como meta máxima. Una mayor habilidad narrativa hace que su algo balbuceante discurso inicial se convierta en Rocky en un perfecto mecanismo que funciona según las reglas de la tradicional narrativa norteamericana.

Entre una y otra Avildsen hace cinco películas. Tres inéditas entre nosotros, Okay, Bill (1971), Cry Uncle (1972) y The Stoolie (1972), y dos estrenadas en malas condiciones: Salvad al tigre (Save the Tiger, 1973) y Un caradura simpático (W. W. ante the Dixie Dance King, 1974). Mientras la primera de estas dos presenta un interesante dibujo de un hombre de mediana edad, interpretado por un Jack Lemmon que consiguió un Oscar por este trabajo, que se considera un fracasado ante una sociedad que continuamente le domina; la segunda se limita a dar una leve visión del sur de Estados Unidos a través de la persecución de que es objeto un maleante, interpretado por el macizo Burt Reynolds, y un grupo de cantantes folk.

Nacido en Chicago, en 1936, John G. Avildsen recorre toda la escala cinematográfica: actor, ayudante de cámara, jefe de producción, director de fotografía, etcétera, antes de llegar a firmar su primer largometraje, Guess what we learned in school today (1969). Las esperanzas despertadas por Joe, hoy un tanto ensombrecidas por los diez años que pesan sobre ella, han disminuido, pero no quedan anuladas por el éxito de Rocky en la medida en que no se ha aprovechado de él para lanzarse a más ambiciosos proyectos, sino que, corno prueba su última película, Slow dancing in the big city (1977), sigue encuadrado en el terreno de las pequeñas producciones con actores poco conocidos. La casualidad y un guión interesante le pueden volver a llevar a su línea más interesante, la que une Joe con Salvad al tigre.

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