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El presidente de Iberduero insiste en la necesidad de que España acepte la opción nuclear

«La central de Lemóniz no es una caprichosa obstinación de Iberduero, sino una necesidad energética indiscutible en la economía del País Vasco», dijo ayer en Bilbao Pedro de Areitio, presidente de la empresa eléctrica, en el transcurso de la junta anual de accionistas, presidida en esta ocasión por la sombra omnipresente de la polémica nuclear.

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Sin embargo, aparte de una moderada pregunta por parte de un accionista, no se produjeron las esperadas —o temidas—interpelaciones por parte de los antinucleares. Previamente, el señor Areitio había insistido nuevamente en los conocidos argumentos de Iberduero sobre la necesidad de la opción nuclear. «Europa —dijo— depende del petróleo importado en una proporción muy importante y necesita desesperadamente una solución alternativa. Y, guste o no guste, la única solución alternativa actualmente disponible es la energía nuclear» Frente a los impugnadores de esta opción el presidente de Iberduero citó a Carter, Raymond Barre y hasta al presidente de la Academia de Ciencias de la URSS. Alexandrov.

Pero Iberduero es consciente de que el tema nuclear no sólo es polémico, sino político, por lo que «han de ser los Gobiernos los que deben dar la respuesta adecuada». Tal respuesta será « acatada de forma serena y responsable» aunque Iberduero considera su deber advertir de «las importantísimas consecuencias de tal decisión, que comportaría optar por un modelo y otro de sociedad »

Esa opción por otra parte, ya se ha dado en «aquellos países a cuyo modelo de sociedad aspiramos pronunciándose afirmativamente por la solución nuclear».

No a la nacionalización

Pero los peligros para la industria energética no provienen únicamente de los «movimientos ecologistas, de cuya buena intención no queremos dudar», sino de los «propósitos de nacionalización del sector eléctrico —en su totalidad o en parte que figuran en los programas de algunos partidos políticos». Es cierto que «el marco legal en que debemos actuar como empresa está ya definido en la Constitución, que establece la economía de mercado como modelo o sistema económico, pero no hay que olvidar que todavía está pendiente el desarrollo legislativo de la Constitución».

Por su parte el «reconocimiento de las autonomías, avance político indudable, no debe alterar, y menos para diseminarla, la aplicación constitucional del sistema de economía de mercado de todo el territorio español. Pero a su vez, la aceptación de la economía de mercado «no significa ni mucho menos una eliminación del control que el Estado o la Administración deben mantener». Así. «las instancias políticas deben crear y fomentar un clima económico que estimule al inversor, dándole confianza, y un clima laboral que asegure la normalidad en la actividad de las empresas».

Las nacionalizaciones no son una salida y «en todos los países con economía libre de mercado, como el nuestro se está de vuelta de este tipo de soluciones», que por otra parte, «tampoco están justificadas desde un punto de vista técnico o de servicio». Por el contrario, la actividad de la Administración debe concretarse actualmente en un programa cuyos puntos esenciales serían:

— Aprobación del Plan Energético Nacional y del programa nuclear.

-Definición clara de la participación del sector público en dicho plan.

— Decidido apoyo fiscal a las inversiones del sector eléctrico.

— Definición de una política realista y justa de precios y tarifas.

Este último ponto, de particular interés para los accionistas, mereció un capítulo especial, ya que «desde el año 1962, y habida cuenta de la depreciación monetaria, las tarifas actuales sólo representan el 73 de su valor de entonces». En este punto, el ministro de Industria, Carlos Bustelo, y su opinión según la cual «la energía es escasa y por tanto no es racional que sea barata», fue invocado por el presidente de Iberduero en apoyo de su argumentación.

Aumento de la producción en un 16%

Por lo demás. 1978 fue, gracias a la abundante pluviosidad, un buen año desde el punto de vista de la producción eléctrica de origen hidráulico. Los más de 15.000 millones de kilowatios producidos suponen, por una parte, una cifra récord en la historia de la empresa, con un incremento del 16 % y, por otra parte, representa el 36, 6 % del total de energía de origen hidráulico producida en España durante ese año. A destacar también los 1.500 millones de kilowatios/hora producidos en centrales nucleares propiedad de la empresa, con un incremento del 73 % respecto al año anterior. De esta producción dos terceras partes fueron consumidas en el País Vasco.

Respecto a las obras en curso, Pedro de Areitio anunció la feliz resolución de los pleitos de expropiación del embalse de Las Portas, pero no adelantó datos concretos sobre las previsiones de finalización de la central de Lemóniz, limitándose a consignar que «a final de año el grado de avance de la primera unidad puede estimarse en un 95 %». Según los cálculos iniciales, la obra debía haber estado finaliza da hace aproximadamente un año. Aunque Areitio no aportó ayer cifras, en una reciente entrevista cifró en 70.000 millones el capital invertido hasta el momento, anunciando próximas inversiones por valor de unos 40.000 millones más. Los daños causados por el atentado producido el 17 de marzo de 1978 —en el que dos trabajadores perdieron la vida— fueron evaluados en unos 1.200 millones de pesetas: Las estimaciones más frecuentes señalan que Lemóniz representa ya el 25 % del patrimonio de Iberduero y que, una vez concluida, supondrá el 33 %.

En el balance presentado a los accionistas destaca el incremento del capital inmovilizado en 27.000 millones, de los cuales 19.000 corresponden a la central de Lemóniz. En el pasivo, el capital se incrementa en 22.000 millones como resultado de la ampliación de diciembre pasado. En el capítulo de préstamos se mencionan dos créditos de cien y veinticinco millones de dólares «conseguidos en magníficas condiciones en el mercado libre», según las palabras de Areitio. En otro momento de su discurso, el presidente de Iberduero se refirió al préstamo de 15.000 millones de yens firmado con varios bancos japoneses y a la negociación con las mismas entidades por un importe de 125 millones de dólares.

Los resultados de las distintas cuentas se reflejan en el siguiente cuadro, correspondiente a la situación de la empresa al 31 de diciembre de 1978.

El dividendo distribuido para 1978 corresponde a un 11%, libre de impuestos, a todas las acciones en circulación, abono de veinticinco pesetas líquidas (29, 41 brutas) en 1-1-1979, y el l-VlI-1979, como es habitual se abonarán las treinta pesetas líquidas restantes (35, 29 pesetas brutas).

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