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Crítica:MUSICA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Teresa Berganza en el Real Coliseo de El Escorial

Ya tenemos en pie, bellamente reconstruido por los arquitectos Mariano Bayón y José Luis Martín, el teatro de corte de El Escorial, un pequeño coliseo obra del francés Marquet (1771) reformado luego por Villanueva. Quienes hemos conocido la «sombra» del teatrito, convertido en cine, creíamos ver maravillas al contemplar ahora, recién nacido, el denominado Coliseo de Carlos III, que, en cierto modo, viene a ser para nosotros lo que el de Versalles para los franceses. Cierto que el estilo es otro, y encaja perfectamente en la unidad urbanística escurialense; cierto también que, por su misma situación -en plena calle de Floridablanca-, puede gozar de aires más populares. Merecía la pena no dejar morir el último teatro de corte que quedaba en España, no sólo por cuanto supone de testimonio histórico, sino también de utilidad actual. Desde este punto de vista, bien le vienen al teatrito dieciochesco esas posibilidades democráticas que apuntábamos. Empeño privado, la reconstrucción del Carlos III añade a El Escorial una posibilidad que debe ser bien aprovechada y orientada. Los propietarios anuncian que el Real Coliseo está abierto a cuantos quieran utilizarlo con imaginación y seriedad. Pienso que la misma naturaleza del local, enriquecido con una importante biblioteca y una deliciosa cafetería, impone espectáculos «especiales». Allí vivirán a gusto los sainetes de den Ramón de la Cruz, las comedias de Moratín, un largo repertorio tonadillero, la ópera de cámara, el concierto «de sentido». En seguida pensamos: con quinientas localidades, ¿cuáles serán las defensas económicas de lo que se haga? La conclusión es obvia: las puertas, están abiertas, pero lo que por ellas penetre deberá ir sufragado de antemano por los invitados particulares u oficiales.Tiempo habrá de abordar estos temas a la luz de las primeras actividades. De momento, el Coliseo de Carlos III se abrió, con presencia de la Reina de España en el palco regio y de una gran española en el escenario, Teresa Berganza, que, al igual que su colaborador, el pianista Requejo, dieron desinteresadamente un bellísimo recital. ¿Vamos a descubrir América explicando el arte de la Berganza? Sería ocioso. Toda su personalidad, madura y llena de seducción, penetró por los «cuatro mundos» de que nos habla Sopeña: el lirismo conmovedor de Alessandro Scarlatti, la fascinante originalidad de El cuarto de los niños, de Moussorgsky, la poética romántica y preimpresionista de Fauré y la emoción directa con que Toldrá trató los versos castellanos de Jérica, Gascilaso, Lope o Quevedo. Teresa alcanzó, a lo largo de los «mundos» elegidos, expresiones de máxima intimidad. Interpretó y, a la vez, sobrepuso su manera personal a todos y cada uno de los pentagramas. Ricardo Requejo colaboró en idéntica línea expresiva y matizada. Los aplausos llovieron en la sala como homenaje a los intérpretes y -tal la Berganza pidió antes de cantar- en reconocimiento a los reconstructores del teatro. Ni que decir tiene: el programa hubo de prolongarse con varios «encores».

Coliseo Carlos III

Soprano: Teresa Berganza. Pianista: R. Requejo. Obras de Scarletti, Fauré, Moussorgsky y Toldrá. Día 30 de abril.

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