Garciasol: "La dictadura no es buen negocio porque no es eterna"
Entrevista con el autor de "Memoria amarga de la paz de España"
Casi al mismo tiempo acaban de aparecer dos libros de poemas de Ramón de Garciasol: su Memoria amarga de la paz de España, editado por Albia, y que era una lectura poética de los años del franquismo desde el punto de vista de un republicano, y Mariuca, una colección de poemas amorosos, dedicados desde el mismo título, a su mujer, y publicados por Ediciones de Arte y Bibliofilia. Ramón de Garciasol -cuyo verdadero nombre es Miguel Alonso- contestó a las preguntas de EL PAIS.Pregunta. Memoria amarga de la paz de España ha aparecido en un momento en que el tema de España es muy importante y cuando las memorias adquieren una importancia especial. Ha sido leído pues como unas curiosas y especiales memorias. ¿Qué opina usted?
Respuesta. Primero, es un testimonio del tiempo de Franco. No de lo que me ha sucedido a mí, sino de lo que nos ha sucedido a mucha gente y a mí, a gente que opina como yo. De algún modo defiendo el punto de vista de que la dictadura no es un buen negocio porque no es eterna. Y si el dictador no fusila a todos sus enemigos, incluso a ese pobre hombre que se ha pasado los años tomando notas en el rincón, terminará por contar lo que ha pasado. Para que fuera buen negocio la dictadura tendría que ser el dictador Dios. Y si Dios es un dictador, entonces no es Dios.
Estos poemas los he escrito cuando no podía más, cuando no se podía más. O escribir o pegarse un tiro. Así, pues, no son unas memorias, no tienen esa característica fundamental del género, que es la mirada retrospectiva. Han sido escritos en el momento en que pasaban las cosas.
P. Pero usted tiene escritas unas verdaderas memorias...
R. La diferencia está en que, aparte de ser versos o no, en las memorias habría unas anécdotas, una historia para contar. En Memoria amarga..., no hay nada de eso. Hay simplemente el miedo de parte del país. Sin embargo, en los Cuadernos de Miguel Alonso, que es mi verdadero nombre, y que están inéditos -cuando se publiquen tendrán diez o doce tomos-, si no se cuenta lo que le ha ocurrido a uno, por lo menos sí se van contando las situaciones... Memoria amarga de la paz de España es un libro de versos, mejor, es la creación de un poeta ante una situación de cerco. Es la historia de una especie de asfixia.
P. ¿Por qué cambió de nombre?
R. Cambié de nombre para seguir viviendo. Yo había escrito durante la guerra un libro que se titulaba A Iba de sangre, que resultó, a la vista de cómo fueron las cosas, demasiado... expresivo. Era la idea nuestra, de ese país que nacía entre la guerra y que frustró. Bueno, que no se frustró: que se quedó esperando medio siglo... Yo entonces creía honradamente que el ejercicio de la abogacía y el de la poesía podrían convivir, y trabajé con ese maestro de abogados que es Nicolás Pérez Serrano. Cuando no pude conjugar las dos actividades y me dediqué sólo a la poesía me puse otro nombre, Ramón de Garciasol. Alguien ha querido leer en él un homenaje a Garcilaso, pero no es así. Encontré ese nombre en un batallón de trabajadores en que estuve, para ocultar el mío entre los que, me podían hacer daño. Y el sentido es otro: Ramón, que quería decir rama fuerte; García, un apellido español, y sol, esperanza. Queda un poco barroco, pero esa es la explicación real.
P. Alariuca es un libro de poemas amorosos.
R. Sí, es un libro al que tengo un hondo cariño. Es un poco deshonesto, porque, cuando todos los poetas cantan a la furcia o a la querindonga, yo cometo esa impudicia de que, después de treinta años de matrimonio puedo probar, aunque es difícil, a este mundo que hay una pareja que se sigue queriendo con todas las de la ley. Y tiene la intención de mostrar ese amor de la pareja, que por otra parte, es una constante en mi poesía amorosa: en Del amor de cadadía y en Del amor,y del camino.
Babelia
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