Queremos los estatutos ¡ahora!

«( ... ) Justo es que los primeros en hacer esa proclamación sean catalanes y vascos, pueblos con una historia nacional bien marcada, con tradiciones institucionales y larga lucha por sus derechos y libertades específicas.( ... ) Precisamente la iniciativa de los partidos catalanes convocantes de la manifestación del domingo es buena prueba de la aportación de Catalunya a la vertebración de nuestro nuevo Estado. Catalunya no se encierra en sus límites geográficos o administrativos. Ha participado decisivamente en la elaboración de la Constitución de 1978. Contribuye con toda su voluntad y eficacia a la configuración democrática del sistema que estamos construyendo. Es una de las más firmes garantías de que en este país multinacional no habrá ya vuelta atrás.

Catalunya reclama el Estatuto ahora; si, para Catalunya, para traducir su personalidad en instituciones, en autogobierno, en realidades políticas, económicas, culturales. Pero lo reclama también para acrecentar su contribución a las instituciones, al Gobierno, al desarrollo de España y todos sus pueblos, solidariamente con todos éstos. (...)

Solidarios con Catalunya, todos los españoles demócratas y conscientes de nuestras responsabilidades hemos de unir nuestra voz a los 300.000 manifestantes de Barcelona para exigir del Gobierno el examen y aprobación, sin recortes, del Estatuto de Catalunya. De Catalunya, y no para Catalunya, escribimos, porque no se trata de una carta otorgada, de una concesión hecha desde fuera, sino de unas normas políticas y jurídicas redactadas por la Asamblea de Parlamentarios catalanes, de un Estatuto que por ser la voluntad del pueblo catalán ha de ser voluntad también de los otros pueblos que con aquél componernos el Estado español.

Sólo en el respeto a la personalidad y derechos de cada uno de esos pueblos es real la unidad de España. Y esto, que para nosotros, comunistas y otras corrientes democráticas, es un axioma, hemos de hacérselo comprender a quienes, por la mala tradición de siglos de centralismo, tienen aún dificultades para entenderlo, tanto en cuanto se refiere a Catalunya, como a Euskadi, Galicia y otras comunidades. Axioma, verdad irrefutable, en lo que a la unidad se refiere. Y en lo que a la consolidación de la democracia y al desarrollo de España atañe.

Cuanto más libres, soberanos, legítimos sean cada uno de nuestros pueblos, más efectivo será el desarrollo de la España común. Y más realizables e indestructibles las libertades de castellanos, andaluces, aragoneses, valencianos. Fuerzas turbias, sin más patria real que sus privilegios y cajas de caudales, van a acentuar en estas semanas las provocaciones contra la aprobación inmediata -y sin recortes, insistimos- del Estatuto de Catalunya y del de Euskadi (depositados ya en el Congreso de Diputados). De desear es que la ausencia de UCD en la manifestación del domingo no sea más que una anécdota interna ucedista. Porque bien necesario es que el presidente Suárez y su Gobierno sepan saltar sobre esas anécdotas para contemplar lúcidamente la realidad de España, los intereses del sistema abierto por la Constitución de 1978, de la democracia española ( ... ).»