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La violación de normas de seguridad, causa primera del accidente de Harrisburg

Una violación de las normas de seguridad, junto con un mosaico de errores humanos y de fallos mecánicos, fueron la causa del grave accidente ocurrido la semana pasada en la central atómica de Harrisburg, según el primer informe de los investigadores gubernamentales, hecho público ayer.

Darrel Eisenhut, director adjunto de operaciones de la Comisión Reguladora de Energía Nuclear, explicó que dos juegos de válvulas del sistema de refrigeración auxiliar del reactor atómico habían sido desconectados por lo menos dos semanas antes de que se produjera el accidente, durante una operación de limpieza. Violando las reglas de seguridad del Gobierno para las plantas nucleares, estos juegos de bombas y válvulas no fueron conectados de nuevo y su falta de funcionamiento «contribuyó significativamente» al accidente.Al producirse una fuga de agua en el sistema principal de refrigeración y no entrar en funcionamiento totalmente el circuito auxiliar, por estar desconectadas las válvulas y bombas, se produjeron una serie de fallos mecánicos en cadena. La situación empeoró aún más cuando un técnico de la central cerró manualmente otra bomba del sistema de emergencia.

En total se han detectado por lo menos seis averías mecánicas y dos errores humanos en la gestación del accidente más grave registrado hasta la fecha en la utilización industrial de la energía atómica. La Comisión Reguladora de Energía Nuclear estudia ahora el informe de los expertos y deberá hacer público posteriormente otro informe, con carácter definitivo. La empresa propietaria de la central Three Mile Island podría ser multada por violación de las normas de seguridad, pero las leyes vigentes fijan una cantidad máxima de 25.000 dólares para castigar esas violaciones. La nueva legislación, que ampliará esa cifra a varios cientos de miles de dólares, todavía no ha sido aprobada por el Congreso.

Los expertos nucleares tratarán, durante los cinco o diez próximos días, reducir lenta y progresivamente la presión en el interior del reactor. Existe el peligro de que una bajada brusca de presión creara una nueva burbuja de hidrógeno, pero los ingenieros confían en evitar ese riesgo.

Simultáneamente se está haciendo circular agua por el núcleo del reactor, para enfriarlo totalmente. Para ello, los expertos siguen el sistema llamado de «circulación natural», que mueve el agua de un lado a otro mediante las diferencias de temperaturas. Con este método, que fue el instalado por Henry Ford en su famoso automóvil modelo T, se descarga de trabajo a una bomba de 9.000 caballos de vapor, que es la que movía el agua hasta ahora.

Un robot, dotado de dos cámaras, capaz de mover hasta ochenta kilos de peso, será utilizado por los científicos para conocer la situación en el interior de la vasija del reactor. El robot, llamado Herman, puede ser manejado por control remoto.

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El Departamento de Sanidad, que asegura que la contaminación de la zona cercana a la central no es peligrosa, realizará estudios sobre las posibles consecuencias a largo plazo, analizando casos de cáncer o de malformaciones congénitas en los próximos años. La situación es casi normal en las ciudades de los alrededores de la planta atómica y no falta incluso quien se recupera del susto con buen humor. El chiste más popular en la zona es el que dice «Yo soy de Harrisburg y brillo en la oscuridad».

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