Respuesta del doctor Marín Lillo

Contestación a la carta al director que, bajo el título de Ojo por ojo, apareció el día 9 de enero del presente año.El beneficiario de la Seguridad Social Gonzalo Pérez-Tomé Ros, domiciliado en Madrid, en el paseo de La Habana, 50, y con cartilla número 28/2589039, fue atendido en mi consulta de oftalmología el día 13 de abril de 1977, siendo diagnosticado de una uveitis, secundaria a un traumatismo sufrido en su niñez, siendo dado de baja por este motivo. Al mes de tratamiento se encontraba curado de este proceso agudo, y al serie comunicado que sería dado de alta, rogó que no se hiciera esto, ya que al volver a su trabajo sería despedido y no tenía medios económicos para subsistir. Al decirle que se debía actuar en Justicia, pidió entonces ser intervenido de la lesión sufrida en la niñez, aunque las posibilidades de éxito eran muy, escasas.

Fue enviado a La Paz, previo informe de su dolencia. y allí le atendieron magníficamente. corrió acostumbran siempre. pero tardó más de un mes en presentarse a mí, no dándome el informe que en dicha institución acostumbran a dar, diciéndome de palabra el resultado de la exploración. Y en vista de ello. Y su insistencia en no operarse y seguir dado de baja, le hablé del instituto Barraquer, dándole un informe y haciéndole un escrito autorizándole a desplazarse allí, pues al estar dado de baja, esto era necesario de lo contrario no podía haber ido. Igualmente que antes, tampoco me dio informe alguno, diciéndome de palabra lo que le habían dicho. No, quedando tampoco yo satisfecho con ello, le hablé de que fuera al 1º de Octubre para lo cual fue necesario tramitar la documentación establecida en estos casos, y la cual forzosamente tenía que hacérsela yo, enviando un historial con el correspondiente diagnóstico.

Pasaron meses y no se operaba, en vista de lo cual, y sabiendo que no lo hacía a fin de continuar indefinidamente de baja, envié su alta a la inspección del ambulatorio, por medio de la enfermera, la cual habló con el inspector y, posteriormente, el director de dicho centro se hizo cargo de él, a fin de que fuera operado inmediatamente o dado de alta.

Yo nunca hablé de quitarte el ojo, como él dice, ni creo que en La Paz se lo dijeran, ni tampoco en el instituto Barraquer, pues si así hubiera sido, no tendría por qué molestarme en hacer tanto trámite para ser tratado en los diversos sitios a donde fue.

De todo lo dicho tengo justificantes y testigos, pues en m¡ consulta jamás estuve a solas con él, y con fecha 21 de julio de 1978 fue remitido a la inspección, a fin de ser obligado a operarse o ser dado de alta.

Doctor