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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El último "western" de Monte Hellman

Estreno de la película "'Clayton Drumm"

La producción cinematográfica norteamericana se reduce durante los últimos años. Se hacen menos películas, pero más caras, y que obtienen mayores beneficios. Unos grises y poderosos ejecutivos atrincherados en las multinacionales dirigen la industria cinematográfica con la misma frialdad que la petroquímica. El resultado es que el cine norteamericano nunca había estado integrúdo por productos tan asépticos, fríos y mecanizados. La célebre nueva generación de directores norteamericanos -Georges Lucas (La guerra de las galaxias), Paul Mazursky (Una mujer descasada), Brian de Palma (Carrie), Martin Scorsese (Taxi driver), Steve Spielberg (Tiburón), etcétera- muy poco puede hacer contra la maquinaria que todo lo. controla y que le permite un mínimo margen de libertad.El cine norteamericano sigue teniendo vitalidad gracias a las producciones de segunda fila. Muchas veces no alcanzan difusión mundial, pero en ellas trabajan con libertad directores menos conocidos, poco oportunistas y que saben desarrollar su imaginación, como pueden ser Jonathan Demme, James McBride, Bob Rafelson, Alan Rudolph o Paul Shrader. Sirva como ejemplo A Hardy Day for Archie, dirigida por James McBride en 1974, que con un espantoso doblaje que desvirtúa el original tanto como su horrible título español, Calientes dieciséis años, y bajo el siniestro símbolo «s», circula entre nosotros. Es una producción independiente, rodada en dieciséis milímetros, que, sin ser la mejor de su autor, constituye la única muestra de vitalidad del cine norteamericano entre sus múltiples películas que nos invaden.

Monte Hellman, nacido en 1932, director y productor teatral montador de cine y colaborador del conocido productor cinematográfico Roger Corman, pertenece a ese amplio y poco conocido grupo de realizadores norteamericanos que trabaja al margen de las multinacionales y que trata de sobrevivir en lucha contra ellas. Sin duda es uno de los mejores directores de este grupo pero, desgraciadamente, también es uno de los que peor suerte tiene en la medida en que ninguna de sus películas alcanza éxito y disfruta de una mínima distribución.

Después de hacer Beast from Haunted (1964) para Roger Corman, realiza sus dos siguientes obras en Filipinas con muy poco dinero: Backdoor to Hell (1965), una historia de guerra muy pesimista, y Flight to Fury (1965), un «pastiche» de las tradicionales películas de exóticas aventuras. A continuación dirige, en colaboración con el actor Jack Nicholson, tanto en el guión como en la producción, dos obras maestras del western: A través del huracán (Ride in the whirlwind, 1966), y El disparo (The Shooting, 1966). Ambas están a punto de estrenarse entre nosotros en versión original subtitulada. Muy diferentes entre sí, A través del huracán es la crónica de un linchamiento, y El disparo, una larga persecución con un tono onírico muy intelectualizado, tienen en común estar realizadas con una minuciosidad, una fuerza y una seguridad que las iguala a las mejores obras de King Vidor y, dentro del western, a la magistral serie hecha diez años antes por Budd Boeticher. Luego su trabajo se espacia y sólo hace Two-Lane Blackton (1970), donde aplica su característica forma narrativa a contar la historia de unos jóvenes automovilistas que recorren Estados Unidos participando en diversas competiciones, que es una gran obra; una película de acción de mínima difusión, Born to kill (1975), y Clayton Drumm (1978), el western convenientemente disfrazado estrenado ayer.

Mitad western norteamericano serie «B», mitad spaghetti-western rodado en Almería, con algunos actores españoles e italianos, tras Clayton Drumm (China 9, Liberty 37, 1978) y el nombre Tony Brandt, correspondiente al ayudante de dirección, se esconde el último western de Monte Hellman. Coproducido por el propio Hellman, una compañía italiana y otra española, con un guión imaginado por italianos y reescrito por un norteamericano, empleando un equipo italiano y la segunda unidad dirigida por Ferdinando Baldi, esta película es un intento frustrado de supervivencia al margen de los colosos norteamericanos.

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