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Por primera vez, las Brigadas Rojas asesinan a un militante comunista

Juan Arias

Guido Rossa, dirigente sindical genovés, se convirtió ayer en la primera víctima comunista de la Brigadas Rojas. Su asesinato ha causado enorme impresión en Italia. Las tres centrales sindicales italianas convocaron inmediatamente para hoy una huelga general en la región de Génova y lo mismo harán las demás regiones en señal de solidaridad.Rossa, de 45 años de edad, casado y con tres hijos, era dirigente del sindicato metalúrgico y miembro del consejo de fábrica de la Italsider y estaba inscrito en el Partido Comunista italiano (PCI).

El PCI, que vive precisamente en estos momentos horas de gran tensión política, condenó en términos durísimos el nuevo atentado, que esta vez ha golpeado a uno de sus militantes. Las Brigadas Rojas habían herido en ocasiones anteriores a comunistas, pero Guido Rossa es su primera víctima mortal del PCI.

A la condena del atentado se han unido inmediatamente todas las fuerzas políticas del país, que en estos momentos están luchando para salvar in extremis la actual legislatura, amenazada por una crisis de Gobierno que ya está en puertas.

Guido Rossa recibió seis impactos de bala, algunos en el corazón, disparados desde dos puntos distintos, cuando había entrado ya en su automóvil, un Fiat 850, en el barrio popular de Oregina, sobre las colinas genovesas. El cuerpo sin vida, dentro del coche, fue encontrado por un barrendero una hora después de su muerte.

Casi al mismo tiempo, las Brigadas Rojas llamaron por teléfono a un diario de Génova y a la policía diciendo que en un coche de la ciudad se hallaba un hombre muerto. Minutos después, con una nueva llamada de teléfono al diario, una voz masculina decía: «Somos las Brigadas Rojas, hemos matado a Rossa, espía de Italsider.»

Lo de «espía» tiene su historia. El sindicalista asesinado se había destacado en Génova por la lucha dentro de su fábrica para descubrir a un «cartero» de las Brigadas Rojas que distribuía pasquines de la organización terrorista entre los obreros. Guido Rossa había sido delegado de la federación metalmecánica del sindicato comunista CGIL. Había dedicado toda su vida al sindicato y sobre todo a la lucha contra el terrorismo. Fue él quien descubrió y denunció a Francesco Berardi, de 49 años, como cómplice de las Brigadas Rojas en la fábrica Oscar Sinigaglia. La policía política DIGOS detuvo a Berardi por participación en la constitución de banda armada. Fue juzgado y condenado a cuatro años y seis meses de cárcel.

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