Pactos y huelgas
«Lo cierto es que los últimos meses de 1978 anunciaban ya, para los trabajadores, las perspectivas que cabía esperar del nuevo año 1979. Expedientes de crisis, aumentos en la tasa de desempleo, creciente presión de la patronal sobre el Gobierno en el tema de las plantillas y el salario.Los trabajadores estuvieron de acuerdo con los aspectos de la Moncloa, incluso a sabiendas de que dichos pactos iban a significar una determinada cuota de sacrificios para ellos. Pero lo cierto es que los trabajadores cumplieron lo pactado, no así el Gobierno, en todos los extremos acordados.
No se pudo llegar a un acuerdo para 1979 entre Gobierno, sindicatos, partidos políticos y patronal, a causa de la cerrazón de los dos partidos mayoritarios, que ya tenían in mente la convocatoria de elecciones generales. El ganar unos cuantos escaños, en el caso.de que los ganen, cosa que está por ver, primó sobre las necesidades objetivas del pais. Necesidades que reclamaban algún tipo de acuerdo político-económico y un programa de mayoría que los respaldase.
Ahora, y todos lo sabíamos, ha llegado la hora de negociar los convenios. Ha: ocurrido como con la marea negra en Galicia, la mancha de petróleo no iba a llegar a nuestra costas, así lo habían decretado los expertos de despacho, los técnicos que nunca se equivocan, pero el petróleo, en capas entre diez y cuarenta centímetros, golpea las orillas gallegas. Y los convenios han llegado, y con ellos las huelgas. Y el Gobierno, como en todo, o en casi todo, permanece mudo, silencioso. Ya habló con el decreto Abril y nada más tiene que decir a los hombres que mañana van a parar todos los ferrocarriles del-país, nada tiene que decir a los trabajadores de la construcción que van a secundar los conflictos del metal.
Y la patronal, hay que echarle cara al asunto, increpa incluso al Gobierno porque la subida salarial decretada le parece excesiva. En este juego al alimón la verdad es que tanto monta, monta tanto, Salat como Fernando, como Fernando Abril.
De otro lado los silencios sobre el tema sindical son bien elocuentes. Calla el Gobierno y se encrespa la patronal. ¿Para cuándo, señores del Gobierno, la democracia en la empresa? ¿Para cuándo la devolución del patrimonio sindical?
Las huelgas, los conflictos, porque ustedes no han querido negociar acuerdos político-económicos, han llegado. Y han llegado, a pesar de ustedes, de una manera seria, responsable. Demostrando, una vez más, que los trabajadores de nuestro país saben el terreno que pisan, demostrando, una vez más, que son una garantía para la naciente democracia española. (....)»
11 enero
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