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La biblioteca infantil, una experiencia para las vacaciones

Cerca de 100.000 niños pasarán por la del Centro Cultural de la Villa

Cerca de 100.000. lectores menores de dieciséis años se espera que pasen por la biblioteca infantil y juvenil que las Bibliotecas Populares de Madrid han instalado en el Centro Cultural de la Villa durante estas vacaciones. Dos salas de lectura, una para chicos a partir de siete años y otra para niños menores, y una importante bibliografía, organizada por materias y convenientemente fichada, está puesta a la disposición de los menores, que pueden allí completar materias tratadas en el primer trimestre del curso o simplemente pasar un rato agradable con un libro de invención.La cifra de niños lectores no es ninguna exageración: según Elena Amat, directora de Bibliotecas Populares de Madrid, en la edición de hace dos años, en el palacio de Congresos, se registraron más de 70.000 entradas, y el año pasado, ya en el Centro Cultural de la Villa, otros tantos. La sala, atendida por catorce bibliotecarios, especialistas en biblioteca infantil, está lista para completar, divirtiéndoles, la formación de los niños. Si los estantes no bastaran -carteles de colores indican, un poco a la manera recomendada para los seminarios de Educación General Básica, los contenidos de cada estantería-, los niños disponen y deben aprender a usar los ficheros de materias y autores. Uno de los pocos medios de ir interesando a los chavales por esa forma de la lectura, civilizada y básicamente urbana, que es la de las bibliotecas. Y también difícil: más allá de la propiedad privada de los libros, el chico aprenderá a respetar y cuidar los que han de leer otros después que él y a valorar, por encima del objeto libro, que nunca es desdeñable, los contenidos del mismo y el simple placer de la lectura.

En Madrid están funcionando en este momento quince bibliotecas dependientes de Bibliotecas Populares, de la Dirección General del Libro y Bibliotecas, con sección infantil. Según dijo a EL PAIS Elena Amat, el problema más grave con que se enfrentan no es tanto el de falta de dotación como el del desconocimiento general. Así, las bibliotecas más visitadas, ya a nivel de adultos, son las que se encuentran en zonas de fuerte presencia universitaria.

Los libros infantiles del año

Según datos del INLE, la producción española de libros infantiles y juveniles durante 1977, último año contabilizado, asciende a 2.980 títulos, con una tirada media de 10.500 ejemplares. Esta cifra supone casi setecientos títulos más que en el año precedente y un paso más en la cifra creciente de la edición de libros para menores, que desde 1970 se ha duplicado prácticamente. De estos títulos, según las mismas fuentes, el 31% corresponden a traducciones de otras lenguas, y durante el año 1977 se prefirieron, según el INLE, textos ingleses, alemanes y franceses, por este orden. La producción de libros y folletos infantiles ha supuesto alrededor del 10% de la producción editorial total.Son muchos los títulos que se exponen en el Centro Cultural de la Villa. De entre ellos, destacamos unos pocos.

Si todos los libros para chicos tratan de enseñar algo, algunos lo tratan expresamente. Por ejemplo, Los libros del aprendiz de brujo, una colección de la Editorial Miñón, primorosamente ilustrada, en la que los niños descubren esas brujerías que son el cine o el teatro, o los juegos, o el circo y cómo practicarlo, o esos otros para los más chiquitos que, en cuadernos de espiral, enseñan qué pasa «De la hierba a la mantequilla» o «de la arena al cristal». Para más mayores, las biografías de la colección Caminos abiertos, de Editorial Hernando, que, centrando los hechos y la historia en 120 nombres, cubre el panorama de las ciencias, las artes, la historia y la cultura. O los Cómo hacer de Editorial Plesa, o los de Altea desde su Primera Biblioteca, para los más pequeños, a La gran travesía, una enciclopedia fundamental en diez volúmenes divertidos que se completan con una guía de actividades; o esos libros de experimentos de la Editorial Adara, desde las aficiones mecánicas a las naturalistas.

En el terreno de la ficción, el mundo es casi infinito. Desde los maravillosos clásicos de aventuras y policiales de Editorial Molino, a los sofisticados y cuidadísimos de Labor Bolsillo Juvenil, con títulos de André Maurois, Grazia Deledda, los deliciosos de Oscar Wilde o las invenciones de Shelma Lagerlof. Gloria Fuertes ha entregado dos títulos nuevos a Escuela Española: La momia tiene catarro y El dragón tragón, y Alfaguara cataloga «una colección de premios», desde el relato del último Nobel, Cuando Schlemel fue a Varsovia, de Bashevis Singer, al del premio Andersen de 1960 o al del ante último lazarillo.

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