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Los estatutos de la discordia

«( ... ) En su redacción actual, tal y como han salido de las comisiones redactoras, el Estatuto de Cataluña y el del País Vasco son sencillamente inadmisibles por el conjunto de la comunidad política española; y estamos seguros de que las Cortes -éstas o las próximas, si hay renovación- no van a admitirlos. Por razones bien sencillas. Los dos estatutos vulneran la Constitución en varios puntos esenciales. Reclaman, con mayor o menor disimulo, atribuciones soberanas que corresponden al único Estado, a la única nación. Uno de ellos, el vasco, insinúa, con torpeza rayana en el cinismo, una posibilidad de autodeterminación anticonstitucional y separatista. Los dos reclaman la exclusiva de la organización de la educación y de la cultura en los respectivos territorios; con lo que la unidad de España, tan vinculada a lo cultural como a lo político, podría diluirse en una generación. Los dos, van notablemente más allá que los estatutos regionales aprobados o preparados por la República en un clima de coacción y de guerra civil. Los dos -encima- se presentan por algunas fuerzas políticas regionales como simples puntos de partida, cuando son en algunos puntos ensoñaciones utópicas disgregadoras. ( ... )Pero no entremos en detalles. En su letra y en su espíritu los proyectos de Estatuto catalán y vasco no parecen ni siquiera negociables. La pretendida movilización de masas en su favor sólo servirá para hacerlos más inviables todavía; con la Constitución aprobada nadie debe sentirse ya tentado a confundir el consenso con el chantaje. Conviene que cada minoría regional hable en nombre de sus seguidores, no del conjunto de su pueblo. Caemos demasiadas veces en esa trampa; por ejemplo, cuando las reseñas del solemne acto de las Cortes para la sanción real hablan del silencio respetuoso de los parlamentarios vascos en vez de ceñirse a. un determinado partido; porque la mayoría de las fuerzas políticas Vascas allí representadas unió sus aplausos a los de la casi totalidad. La proclividad a la demagogia de campanario puede favorecer emocionalmente las restricciones. Pero es muy difícil que el conjunto del pueblo español representado en Cortes recaiga en anejos errores.( ... )»

29 diciembre

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