Dayan recomendará al Gobierno israelí que suavice su intransigencia frente a Egipto
El ministro israelí de Asuntos Exteriores, Moshe Dayan, recomendará mañana al Gobierno del premier Menahem Begin que «suavice» su posición ante las demandas egipcias, según indicó ayer a EL PAÍS una fuente cercana a Dayan. Esa recomendación sería el único punto acordado por el jefe de la diplomacia israelí durante su entrevista del sábado y domingo pasados en Bruselas con el primer ministro egipcio, Mustafa Jalil, y el secretario de Estado norteamericano, Cyrus Vance.
De acuerdo con la radio israelí, el ministro estima que «es posible reducir distancias entre El Cairo y Jerusalén con la única condición de que ambos cambien su actual actitud» de intransigencia. En los medios gubernamentales se nos asegura que tanto Dayan como Jalil se pusieron de acuerdo en Bruselas en la necesidad de recomendar a sus gobiernos una posición de mayor moderación.Tal iniciativa está siendo objeto ya de una contraofensiva del sector «duro» del gabinete israelí. Ese sector, encabezado por los ministros Sharon y Landau, del partido gubernamental Likud, y Hammer, portavoz de los grupos específicamente religiosos, sugieren que Dayan, al decidir con Jalil esa recomendación, «se ha excedido en sus prerrogativas».
La falta de resultados prácticos registrada durante la cumbre restringida efectuada el pasado fin de semana en Bruselas entre Dayan, Jalil y Vance no ha sorprendido a los observadores. Ocupado en Ginebra más tiempo del previsto, Vance llegó a la capital belga casi a medianoche, e inmediatamente recibió por separado a los representantes israelí y egipcio. El domingo volvió a reunirse con los dos durante cuatro horas, y a continuación Vance leyó ante los periodistas un breve y vago comunicado, en el que ni siquiera se concretó una fecha para un nuevo coloquio. Vance únicamente destacó el carácter «útil y completo» de la reunión, lo cual, junto con el silencio de Jalil y Dayan, fue interpretado como un fracaso.
Antes de la entrevista, Dayan explicó que subsisten aún varios problemas para la firma de un acuerdo de paz entre los dos países, dos de ellos de «capital importancia»: la negativa egipcia a establecer relaciones diplomáticas con Israel mientras Jerusalén no ponga en marcha un plan para la autonomía de Gaza y Cisjordania, y la cuestión de la prioridad del tratado egipcio-israelí sobre los acuerdos de Egipto con los demás países árabes, a la que se opone El Cairo.
Polémica en Israel
Al afirmar que Dayan se ha «excedido en sus prerrogativas» en Bruselas, los nacionalistas intransigentes de Jerusalén señalan que el ministro recibió instrucciones de abordar únicamente cuestiones de procedimiento en sus conversaciones con Jalil. «En esas condiciones -manifestó ayer el diario Maariv (nacionalista)- es difícil explicar cómo se ha podido discutir la posibilidad de reducir distancias entre Jerusalén y El Cairo sobre los problemas de fondo.»
Son muchos en Israel los que ahora barajan la posibilidad de que se repita lo ocurrido en noviembre, cuando las negociaciones parecían ya a punto de concluir positivamente. Dayan y el ministro de Defensa Ezer Weizman aprobaron entonces un proyecto elaborado por los norteamericanos, que incluía una carta-apéndice mediante la cual Israel y Egipto se comprometían a concretar un régimen de autonomía palestina el 31 de diciembre de 1979. Pero al presentar a sus colegas del gabinete israelí ese proyecto, aprobado también por los egipcios, Weizman fue desautorizado y Begin rechazó el plan, a lo que inmediatamente respondieron los egipcios con nuevas exigencias.
Ahora podría ocurrir lo mismo con el acuerdo de Dayan con Jalil. Por tanto, es probable que Egipto se abstenga de aprobar o rechazar nada, incluido el acuerdo tácito entre Dayan y Jalil, hasta que lo haga Israel. A su regreso a El Cairo, Jalil se limitó a decir que no sabe si las negociaciones de Washington se reanudarán. «Yo creo que será posible -agregó con cautela- si existen buenas intenciones.»
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