Almería: un congreso para profesionales
La vida cultural del país se remueve estos días. Alguna de las opciones que se plantean van a mezclar la cultura con sus medios de expresión: algo a veces tan incómodo como la existencia de las fronteras lingüísticas o políticas, la de las normas legales o las oscuras relaciones entre los editores y los autores de los libros. Para discutir todo esto, los escritores, en España como ea todos los países democráticos, se organizan y reúnen en asociaciones y congresos. De tres de ellos, el de Almería, el de Canarias y el de Pitsbourg, vamos a informar en la serie que hoy empieza y que redactó
La democracia no ha producido todavía obras literarias de primer orden, decía no hace muchos días, y off the record, un poeta, importante funcionario de las letras oficiales españolas. Entre otras cosas, porque los sistemas políticos no escriben. Pero lo que sí pueden es propiciar las manifestaciones literarias y su extensión. Y en concreto, al calor de la naciente democracia española, se sienten bullir los debates que sacan a la luz, legalmente, los problemas ya endémicos de los escritores como tales profesionales.Después de estos años en que todos estos encuentros se veían entorpecidos por los organismos oficiales, cuando no prohibidos, y con una historia que pasa por el intento del Congreso de los Escritores Jóvenes, de 1956, que terminará abortado; por la polémica a partir del Manifiesto de los 102, en 1962, y los inmediatos encuentros del hotel Suecia, o por el frustrado homenaje a Machado en Baeza, y también por los congresos oficialistas o aquellos otros, de tipo privado y vario contenido, después de todo esto, la reciente legalización de las asociaciones de escritores, como la Asociación Colegial o el PEN Club de España, así como el interés de organizaciones internacionales por la cultura española, están canalizando, con más o menos preferencia oficial, ese viejo deseo de realizar aquí un congreso de escritores que lleve a discusión los problemas con que éstos se encuentran a la hora de realizar su trabajo. Tres congresos de distinto tipo, el de Almería, el de Canarias y el de Pitsbourg, ilustran, cada uno a su manera, estas preocupaciones.
Los problemas del escritor
La Asociación Colegial de Escritores ha organizado para los primeros días de febrero un Congreso de Escritores a celebrar en Almería. Legalizada el pasado mes de abril, la Asociación Colegial se propone «la defensa de los intereses materiales, morales y profesionales de los escritores españoles», y está presidida por Angel María de Lera. Con él forman la junta directiva los vicepresidentes Carmen Conde y Francisco García Pavón, y los vocales Alfonso Grosso, Antonio Ferres, Ramón Hernández, Eduardo de Guzmán, Juan Mollá, A. Lafourcade y Andrés Sorel.
Una de las primeras decisiones de la junta, tras la legalización de la asociación fue, según declaraciones a EL PAIS de Andrés Sorel, la convocatoria general de un congreso que planteara estos problemas, para lo cual se nombró un secretario ejecutivo, el propio Andrés Sorel. «Hemos escrito cartas a más de setecientos escritores españoles -dice-, invitándoles a participar como ponentes o como congresistas, y, de acuerdo con la junta directiva de la asociación, que ya cuenta con más de trescientos socios, se han propuesto cuatro grupos de temas de discusión, de los que ya empezamos a recibir ponencias.»
«La financiación del congreso -dice su secretario- se está gestionando aún. Hemos recibido ya ayudas de la Dirección General de Difusión Cultural, que ha concedido 800.000 pesetas, y de la Dirección General del Libro y Bibliotecas, un millón. Hemos escrito a editoriales y fundaciones culturales privadas, se están negociando algunos temas, pero de momento sólo ha respondido en firme la Editorial Argos Vergara, que ha concedido 100.000 pesetas. Por otra parte, cada congresista pagará una cuota de inscripción de mil pesetas, y contamos ya con que los inscritos van a ser, por pocos que sean, unos cien, a los que hay que añadir una docena de críticos literarios y los representantes de la prensa cultural.»
Entre los nombres inscritos ya están Antonio Buero Vallejo, Pepe Caballero Bonald, Félix Grande, Leopoldo Azancot, Martínez Menchén, Celso Emilio Ferreiro, José Luis Cano, Pablo Corbalán, Rafael Conte, Carlos M. Rama, Jorge Aranguren, Marcos R. Barnatán, Carlos Alvarez, Xavier Benguerel, Aurora de Albornoz, Jorge Aranguren, Alfonso Sastre, Ramón Carnicer, Ramón Herbández, Carandell, Jiménez Frontín, Hormigón y Eliseo Bayo. Especialmente invitada ha sido la Asociación de Escritores en Lengua Catalana, que ya ha asegurado su presencia, y también un grupo de escritores latinoamericanos.
Asistirán varios colectivos de jóvenes poetas, sobre todo aquellos grupos de provincias que se aglutinan en torno a revistas.
La temática de las ponencias ha sido agrupada en cuatro secciones, cuyos títulos, dados a modo de sugerencia, son: a) Problemática de la nueva creación literaria y problemas del autor joven. b) Literatura, comunicación y sociedad. Problemas de la libertad de expresión. c) Literatura infantil, la enseñanza de la literatura, el problema de los textos. La crítica literaria, y d) Legislación: La ley de propiedad intelectual, el dominio público y los derechos de autor, los controles de tirada, problemas de la relación entre autores y editores, y, en general, los que se refieren a la vida profesional del escritor.
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