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Relaciones diplomáticas Estados Unidos-China

Estados Unidos mantendrá sus acuerdos con Formosa, excepto los de defensa

A pesar del reconocimiento diplomático de la República Popular China, el Gobierno norteamericano tiene intención de mantener en vigor todos sus acuerdos con el régimen nacionalista de Taiwan, excepción hecha del tratado de defensa, que expirará a finales del próximo año.

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Washington y Taipeh tienen firmados más de sesenta acuerdos bilaterales, en su mayor parte de carácter comercial o cultural. Según explicó ayer el portavoz del Departamento de Estado, Norteamérica no denunciará esos acuerdos ni los transferirá automáticamente al régimen de Pekín. Al mismo tiempo se dieron garantías a los intereses económicos privados de Estados Unidos en la isla de que serán protegidos.Más de doscientas empresas norteamericanas tienen negocios directos, inversiones o instalaciones en Taiwán. Si a esto se unen los préstamos y garantías gubernamentales o del Export-Import Bank, la cifra total de intereses norteamericanos en el antiguo país aliado alcanza los 3.000 millones de dólares.

El tratado de seguridad mutua con Taipeh será denunciado por Washington y no se renovará a finales de 1979. Así se crea la curiosa situación de que Estados Unidos mantiene un tratado de defensa con una nación a la que no reconoce diplomáticamente. En cuanto a los suministros de armas norteamericanas a la isla, la situación no está clara, y se anunció ayer que el Pentágono hará público un comunicado en los próximos días, en el que se detallen los compromisos existentes.

Sin garantías formales

La ruptura del tratado de defensa fue claramente una condición sine qua non de Pekín al negociar la normalización diplomática con Estados Unidos. Pero altos funcionarios norteamericanos reconocieron ayer que la República Popular China no ha dado garantías de que no pre tende invadir militarmente la isla para reunificar el país, si bien «se espera» que no va a hacerlo.

La histórica decisión de la Administración Carter continúa suscitando polémica en Estados Unidos, aunque la mayoría de los comentarios son claramente favorables. Para la gran parte de los norteamericanos, Carter se ha limitado a reconocer una realidad. Para otros, ha sentado un mal precedente al traicionar a un fiel aliado.

La «carta china» jugada por Jimmy Carter con la estrecha colaboración de Zbigniew Brzezinski ha logrado el respaldo de sectores mayoritarios de los dos partidos políticos y del Congreso. El ex presidente Gerald Ford, el senador demócrata Edward Kenney y otras importantes figuras políticas han manifestado su apoyo al reconocimiento diplomático de Pekín.

Entre los críticos de la decisión están, por supuesto, los ultraconservadores, como Ronald Reagan, Robert Dole o Barry Goldwater. Este último llegó a acusar de «traición» y de «cobardía» al presidente Carter.

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