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Un líder, experto en equilibrios

El presidente Nicolae Ceaucescu está bailando desde hace doce años en la cuerda floja, políticamente hablando, desafiando unas veces, adulando otras y enfureciendo de cuando en cuando a los dirigentes del Kremlin.Aunque Rumania es miembro del bloque soviético, Ceaucescu, ha mantenido a su país orgullosamente independiente, siguiendo un curso separado en asuntos clave.

El presidente rumano ha cultivado estrechos y beneficiosos lazos tanto con Estados Unidos como con China. Ha coqueteado con los no alineados, jugado entre bastidores a mediador internacional y ha roto con Moscú en cuanto al sensible problema del eurocomunismo,

Ceaucescu es el único dirigente del bloque soviético que mantiene relaciones amistosas, a nivel de abrazo, con el dirigente chino Hua Kuo-feng, y el único jefe de Estado comunista que ha dormido en el palacio londinense de Buckingham.

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Sus implacables iniciativas en política exterior y sus frecuentes viajes por todo el globo han aumentado la talla de Rumania en la escena mundial, dando a este país balcánico de veintidós millones de habitantes una identidad nacional bien definida.

Sus vecinos de Europa oriental recelan de sus empresas solitarias y hablan con desdén del culto a la personalidad que el presidente rumano inspira, así como del régimen austero y de línea dura que mantiene. Pero, de mala gana, respetan su habilidad de equilibrista.

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Antes de Ceaucescu nadie había desafiado al Kremlin, manteniéndose al mismo tiempo dentro del club soviético. El presidente Tito, de Yugoslavia, que se lanzó por una senda independiente similar, fue expulsado de la familia hace treinta años, tildado de traidor y hereje.

Rumania dio ya anteriormente señales de inquietud como aliado soviético, pero Ceaucescu perfeccionó el arte, habiendo desafiado a Moscú en una veintena de temas políticos, ideológicos, económicos y militares.

Pese a que su país es miembro del Pacto de Varsovia, Ceaucescu se ha pronunciado a favor de la disolución simultánea de la alianza comunista y la OTAN. Rumania es también miembro -aunque poco entusiasta- del COMECON, el grupo económico formado por diez países y encabezado por los soviéticos.

Su política está firmemente basada en el nacionalismo del único país del bloque soviético con raíces latinas y en el insistente criterio de que los partidos comunistas son independientes e iguales, responsables sólo ante su propio pueblo.

El presidente rumano ha viajado a Washington cuatro veces, dos a Pekín y lleva visitadas prácticamente todas las naciones del mundo occidental. Mantiene lazos personales con Africa, Oriente Próximo y América Latina.

El razonamiento de los rumanos es que sería mucho más difícil para Moscú, en términos políticos globales, intentar el derrocamiento de Ceaucescu de lo que fue en 1956 aplastar la revolución húngara y hace diez años a los reformistas de la «primavera de Praga».

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