La medicina actual, una caricatura de lo que se debe hacer
«La medicina que se hace en los actuales ambulatorios -afirma- es una caricatura minimizada de la que realmente se debe hacer.» Se desaprovecha así la más inmediata oportunidad de asistencia médica que tienen los ciudadanos, la más asequible y una de las menos potenciadas: los ambulatorios.«Los pacientes que han llegado a convencerse de esta realidad -prosigue el informe- prefieren consultar en los centros cerrados de la Seguridad Social. Consecuencia: las residencias están abarrotadas, las listas pendientes son enormes, con lo que ven dificultada su misión, más para exploraciones superespecializdas y para tratamientos quirúrgicos, y no para servir de salas de espera de enfermos que necesitan ser diagnosticados y tratados.»
Como alternativa a esta concentración de ciudadanos enfermos en los grandes centros de la Seguridad Social se propone que «los ambulatorios actuales se potencien para hacerles cumplir su función: diagnóstico y tratamiento médico de la mayoría de los pacientes que asisten a la consulta».
El primer escalón que proponen los reformadores estaría constituido por una red de centros primarios de salud cuya infraestructura de arranque serían los actuales consultorios de la Seguridad Social. ¿Con qué función? Con la de llevar a cabo una atención sanitaria más directa, personal y efectiva.
«La medicina actual de hipertrofia de las instituciones y consumo hospitalario -afirman los promotores de la reforma- nos lleva a un callejón sin salida. La única alternativa es la deshospitalización de la sanidad, recuperando el valor supremo de la relación básica médico-enfermo, como acto humano e históricamente insuperable, pero dotándole del contenido moderno de la medicina de equipo.»
Opción de médico
Se intenta, pues, devolver a la medicina ese rasgo. tradicional -«valor supremo»- que es una buena relación médico-enfermo. Estrechamente ligado a este factor está la posibilidad de escoger médico, el ofrecimiento al paciente de una continua opción entre unos u otros, opción que estaría, ciertamente, limitada, pero que, en todo caso, siempre sería posible. ¿Por qué seguir con un mismo médico cuando falla esa relación básica? Sólo profesionales de poco profunda honestidad se empecinarían en la continuidad de un tratamiento, quizá vivido como una necesidad narcisista de triunfar, por parte del propio especialista, cuando el paciente demuestra una mala respuesta al tratamiento, mala respuesta en estrecha relación con una mala relación entre ambos, paciente y doctor.Pero la opción de médico plantea problemas y no pocos. «No se puede ir a cualquier médico -aseguraban el pasado miércoles portavoces de los reformistas, en el transcurso de una rueda de prensa-. Defendemos que se elija entre el personal que trabaja en un mismo sitio. Por suerte o desgracia, el asegurado no tiene medio para evaluar la calidad. Hoy, la elección se hace por la clínica que le corresponde o por la simpatía del médico..., factores importantes, pero no únicos.»
Por ello, consideran los autores del informe y del proyecto de reforma, la opción de médico es un complejo problema a plantearse dentro de unos límites. Lo que no está claro en el proyecto es la posibilidad de que ciudadanos del país puedan acceder a eminencias de la medicina, en cualquiera de sus campos médicos, a los que su acceso, hoy por hoy, permanece absolutamente reservado a los que pueden pagar sus honorarios.
La atención médica debe ser llevada a cabo, según el proyecto, en un primer escalón constituido por esos Centros Primarios de Salud, entes de un tamaño intermedio, más humanos que los actuales monstruos de la Seguridad Social. ¿Cuál es la estructura de estos centros intermedios y operativos, versión futura, quizá, de los ambulatorios de hoy, tan poco potenciados y dotados?
«Su soporte clínico -se asegura- lo constituirían el médico general de familia en colaboración con obstetras, odontólogos, psicólogos, ATS, auxiliares de clínica, asistentes sociales, etcétera; y contando con la dotación de una tecnología elemental (rayos X, análisis, etcétera). Sus funciones abarcarían, aparte de la atención curativa, desde la medicina preventiva a la educación sanitaria de tipo alimentario, maternal o sexual.»
Tras ello está la concepción de una medicina que respondería al principio de que «más vale preve nir que curar». Pero no sólo es eso. Advierten los profesionales del sector, los médicos, responsables de la Seguridad Social española, que la cuestión médica va a consistir, cada vez más, en potenciar la salud a la vez que luchar contra la enfermedad.
Piden que se aborden unas cuantas cuestiones clave: «En primer lugar, definir sin equívocos las finalidades y los objetivos últimos de una política global de salud, y no simplemente de una gestión racional de los recursos de la Seguridad Social... Una valoración y una distribución justa de los recursos sanitarios disponibles... Acabar con la multiplicidad de tomas de decisión de que hasta ahora ha sido víctima el sistema sanitario... Una ponderación y distribución justa del factor humano que evite la injusta desigualdad de que haya casi cuatro veces más médicos en las capitales de provincias que en el resto del país. Una. reorganización de la enseñanza médica que ajuste el número de estudiantes y de graduados en Medicina al índice de necesidades reales. Una revalorización del papel de la investigación en las ciencias médicas al nivel del desarrollo económico que corresponde a nuestro país... Una postura clara ante el poder farmacéutico que implique una racionalización inevitable del mismo. Una declaración sin ambigüedades, que evite frustraciones posteriores, de cómo se va a financiar la reforma sanitaria.»
Los profesionales del sector aportan lo anteriormente señalado a la reforma sanitaria que se va a acometer en nuestro país, siendo su aportación especialmente válida, según consideran los autores del informe, «en el área específica que nos es propia, la de la asistencia primaria o medicina de familia, que es donde nuestro quehacer profesional va a ser afectado y que, por ende es, además, si nos atenemos a las repetidas declaraciones de las autoridades ministeriales, lo que constituye el objetivo principal de la reforma... Este anteproyecto nuestro sólo pretende situarse ante la reforma desde el punto de vista de lo que deberá constituir el nue vo estatuto de trabajo de los médi cos de ambulatorio y las condiciones que harán posible una renovada perspectiva de la relación, médico-enfermo que rompa con la frustración actual y proporcione la satisfacción mutua que tanto los facultativos como los pacientes deben de encontrar en el fenómeno único y apasionante del encuentro médico».
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