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El Gayo Vallecano, una iniciativa cultural descentralizada

Excepto las aulas culturales de algunos barrios, la actividad cultural de Madrid ha padecido siempre de un centralismo desolador. Debido a ello, la apertura de unos locales destinados a esta actividad en la ignota Vallecas poseen mucho más significado que el de una simple intentona.El Gayo Vallecano (avenida de San Diego- 63) abrió las puertas de su enorme auditorio el pasado día 23 con una larga serie de actuaciones (rifas incluidas), que marcaron un poco la tónica de la futura marcha del invento.

La idea de utilizar este local como sede estable de un colectivo de teatro, abierto a la música, al cine y a coloquios, surgió hace un año, cuando un grupo de actores encontró que los locales del Colegio Raimundo Lulio habían sido dejados libres por el Aula de Cultura de Entrevías, que por razones económicas no pudo mantener en ellos una actividad continuada.

A partir de ese momento, y con la más decidida colaboración por parte del colegio, comenzó a planificarse lo que sería el Centro Cultural Ciudadano Fuenteovejuna y la actividad de su sala El Gayo Vallecano. En esta última se realizarán recitales tanto de canción-texto como de rock o jazz-rock bajo la responsabilidad del Sindicato Musical de Madrid. Por otra parte, el teatro cuenta con una compañía estable que consta de diecisiete actores y tres directores que provienen, en la mayoría de los casos, del teatro independiente. El cine, que también tendrá su lugar, comenzará a funcionar en cuanto se hayan realizado las instalaciones necesarias.

Pero el C. C. C. Fuenteovejuna no quiere limitarse a la programación de un local, y así, en las aulas cedidas por el colegio se celebrarán (posiblemente a partir de enero) cursillos para niños; sobre música, teatro, imagen y artes plásticas. El centro ha recibido hasta ahora dos subvenciones (no cobradas todavía) de la Dirección General de Teatro y de la Extensión Cultural, pero en ningún caso, al menos por ahora, una ayuda continuada que permita un amplio margen de maniobra en el despegue del Centro.

Según Juan Margallo, lo que el Centro trata de conseguir es «mantener la idea del teatro independiente, buscando un nuevo público, del carácter que sea, y que, hoy por hoy, se encuentra apartado del teatro como una actividad normal. La misma situación periférica del local y el carácter prácticamente cooperativo condicionan toda la actividad. Aquí no hay empresario y, por tanto, tampoco beneficios. Los componentes del colectivo in tentamos vivir de esto, pero las posibles ganancias que se obtengan (es decir, aquellas que sobre pasen el sueldo mínimo) serán reinvertidas en mejora de los loca les y en la apertura de nuevas actividades».

«El problema que todavía tenemos planteado como tal y que se irá resolviendo de una forma dinámica es el de cómo integrar el centro en la vida del barrio y, al mismo tiempo, conseguir que no se encierre en él. En todo caso, éste trata de ser un polo de actividades que como experiencia y por ser la primera ya es positiva. Aun si fracasamos será válido lo que estamos haciendo, a través de ello aprenderemos nosotros y, tal vez, otros que se propongan en un futuro actividades similares.»

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