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Crítica:CINE
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Entre Rejas

Aunque no lo parezca, para un realizador novel no es su primer filme el que encierra mayor número de dificultades, sino el segundo. El primero puede ser un capricho, un ensayo, un reto y, por tanto, puede intentarse muchas veces; el segundo supone entrar en el gremio, ocupar un nivel en el escalafón y suele resultar más comprometido ante el público y ante los productores más alerta y exigentes. Este no es el caso de Raúl Artigot, salido de las aulas de la Escuela Oficial de Cine, y cuya primera obra, al parecer, continúa desde su realización inédita.Esta que ahora nos ofrece alude a un tema bien actual, a la vida y posible redención de los presos. La acción sucede hace ya casi un siglo, mas se diría que, mira a nuestros días, en donde tales conflictos toman aires ciertamente dramáticos. Hay en ella, más allá de los problemas de ambos protagonistas, una llamada de atención por una vida más digna para los penados, y un cierto fatalismo que hará a la larga fracasar a los dos, a uno en su afán de redención, de aplicar procedimientos nuevos, y al otro, por no hallarlos a su alcance, en su deseo de salvarse.

Cabo de vara

Dirección: Raúl Artigot. Guión basado en la novela del mismo título original de Tomás Salvador. Intérpretes: Santiago Ramos, Alexandra Bastedo, Ramiro Oliveros, Alfredo Mayo, Roberto Camardiel.Dramático. España, 1978. Locales de estreno: Rialto y Fantasio.

Basada en la novela del mismo título original de Tomás Salvador, que ya en tiempos diera al cine su Cuerda de presos, en la que un Pedro Lazaga ambicioso y joven prometía una carrera cinematográfica bien distinta de la seguida luego, la película recoge muy fielmente el ambiente de la prisión frente a una Ceuta un tanto convencional, pero que sirve para encuadrar la historia sentimental que sirve de contrapunto al drama.

Pues es en la vida de los presos, en el interior del penal, donde el filme adquiere superior categoría, en secuencias de buen cine, como la corrida de toros fingida, o el duelo final del protagonista. Los distintos reclusos, los cabos de vara, soldados y guardianes, son eje principal de un mundo provinciano que gravita en torno, con sus prejuicios y sus hábitos parecidos a los de la Península, con sus noviazgos prolongados y sus prostíbulos alegres e incluso familiares.

Lo que resta interés a la película son los recuerdos del protagonista, un tanto ingenuos, teñidos de cierto naturalismo infantil y la historia de amor principal, no porque resulte inversímil, sino porque, tal como está contada, más que aliviar, frena la acción en algún que otro momento clave del relato.

En lo que a interpretación se refiere, Santiago Ramos cumple con su difícil personaje frente a un Ramiro Oliveros monótono. Los mejores son los más veteranos, empezando por Alfredo Mayo, en uno de sus mejores trabajos de estos últimos años. Le secundan eficazmente Tundidor, Camardiel y Alexandra Bastedo.

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