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Posible asesinato de un exiliado búlgaro con un proyectil envenenado

La posible existencia de una red de agentes al servicio del Gobierno de Sofía para eliminar a disidentes políticamente peligrosos fue sugerida ayer por Scotland Yard en el curso de una conferencia de prensa en la que el jefe de la brigada antiterrorista británica anunció que Georgi Markov, un exiliado búlgaro muerto hace dieciocho días en Londres en nÍsteriosas circunstancias, había sido asesinado.

Lo que convierte él crimen en un caso digno de Sherlock Holmes es la forma en que fue cometido inyectando en la pierna de la víctima, mediante un paraguas con un dispositivo especial, una casi microscópica cápsula metálica envenenada. Markov, de 49 años, que trabajaba para el servicio exterior de la BBC británica y para Radio Europa Libre, la emisora propagandística de la CIA que emite desde Munich hacia los países socialistas, falleció sin causa aparente cuatro días después de que un desconocido le golpeara en el muslo con la punta de un paraguas, mientras esperaban un autobús. Antes de morir contó a sus compañeros de la BBC que estaba seguro de haber sido asesinado por el misterioso hombre del paraguas, que se excusó con acento extranjero, tras el incidente y desapareció en un taxi.La «conexión» del caso Markov con una hipotética red de sicarios encargados de eliminar a disidentes molestos -especulación que el Gobierno de Sofía ha calificado de «disparatada»- ha surgido porque otro exiliado búlgaro, VIadimir Kostov, dedicado a la misma actividad, fue atacado el pasado agosto en el metro de París por, similar procedimiento. Kostov ha sobrevivido, pero los cirujanos franceses extrajeron de su espalda una pieza metálica idéntica a la.que ha causado la muerte a Markov. Amba cápsulas, de apenas un milímetro de diámetro y hechas con una aleación de platino e iridio, están siendo estudiadas ahora por la policía británica con la ayuda de expertos de un centro secreto del Gobierno.

Georgi Markov, novelista y escritor teatral, abandonó en 1969 Bulgaria, en donde fue condenado en ausencia a seis años de cárcel por el delito de deserción.

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