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Suicidios "éticos" de dos sacerdotes de Alemania oriental

Un controvertido principio pseudoético, vigente en los primeros años de la Iglesia constantiniana, parece ser la base que ha motivado el suicidio de dos eclesiásticos evangélicos de la República Democrática Alemana. Por tercera vez desde agosto de 1976, y en pleno deshielo entre Iglesia y Estado, en Alemania oriental se ha registrado un caso de «autoinmolación» de eclesiásticos germano-orientales.El Sínodo de la Iglesia evangélica, reunido en Berlín este fin de semana, ha incluido el suicidio de los párrocos Rolf Guenter, de 41 años, y Gerhard Fischer, de 63. El primero se prendió fuego durante un oficio religioso en su iglesia de Falkenstein y el segundo se ahorcó en su casa. Frente a motivaciones políticas como determinantes de las trágicas decisiones, la Iglesia evangélica ha declarado que, con seguridad, pueden atribuirse ambos suicidios a razones puramente personales. Sin embargo, grupos de cristianos ultraconservadores de la RDA y parte de la prensa occidental alemana ven en ambos suicidios un reflejo de una norma antigua adaptada, según la cual el cristianismo toleraría el suicidio en un caso: se trata de una adaptación de la tolerancia eclesiástica antigua en los casos de vírgenes que optaban por el suicidio antes que ser violadas en situaciones de invasión bélica. Los supremos pastores han anticipado ya, aun antes de examinar a fondo un informe elaborado en las parroquias de los dos suicidas, que en ningún caso el suicidio puede presentarse como martirio con el fin de movilizar a los fieles hacia un enfrentamiento con el Estado. En agosto de 1976 tuvo especial resonancia la autodestrucción, tras rociarse con gasolina y prenderse fuego del párroco Bruessewitz. Este eclesiástico quería protestar contra la orientación marxista de las escuelas de la RDA. La Democracia Cristiana de la RFA vio en el suicidio del eclesiástico caracteres martirológicos y decidió crear en Baviera un centro de estudios con el nombre del párroco Brussewitz y dedicado a fomentar el espíritu antisocialista de parte de los clérigos de Alemania oriental.

El suicidio de los dos párrocos desaparecidos esta semana no parece que vaya a dificultar el proceso de distensión entre Iglesia y Gobierno, cuya manifestación más palpable fue la entrevista celebrada el 6 de marzo entre los obispos evangélicos de la RDA y el jefe del PSU, Erich Honecker. Resultado de esta entrevista fue la apertura de la radio y televisión oficiales a los programas religiosos.

Queda un nuevo problema entre ambas instituciones: la formación premilitar en las escuelas de Alemania oriental, una decisión gubernamental que las dos iglesias mayoritarias en el país han denunciado durante las últimas semanas como atentatoria, contra la distensión y el espíritu de paz que el Gobierno ha propugnado, al menos verbalmente, desde la conferencia de Helsinki.

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