Berlinguer afirma que el PCI no se avergonzará de Lenin

Enrico Berlinguer, secretario general del mayor partido comunista de Occidente, pronunció en Génova, en la tarde del domingo, uno de sus discursos «históricos». Estuvieron presentes medio millón de trabajadores llegados de toda Italia. La importancia de esta manifestación, una de las más impresionantes de este partido en los últimos años, ha sido reconocida incluso por sus mayores adversarios. La clase política esperaba con enorme interés este discurso en un momento tan crítico para el partido de Berlinguer, atacado a fondo por el Partido Socialista en la cuestión del leninismo y en el caso Moro.

El líder comunista, con la calma que le caracteriza, leyó, interrumpido por aplausos delirantes, 58 folios, en los que planteó todo un programa.Después de haber confesado que «hoy se está desarrollando contra nosotros una vociferante ofensiva denigratoria, intentando con todo tipo de argumentos debilitar el partido para obligarnos a volver hacia atrás», el líder comunista respondió a quienes en estas últimas semanas acusan al PCI porque «no aclara su posición ideológica e internacional», que el Partido Comunista italiano «no dejará nunca de, ser un partido de clase, internacionalista y revolucionario» y que no se avergonzará de la gran lección de Marx, Lenin, Grarrisci y Togliatti.

Dijo que los comunistas de este país fueron siempre críticos contra los errores del socialismo del Este, pero que esto no significa que el PCI «deba renegar del valor mundial de la obra de Lenin y de la Revolución de Octubre, el mayor acontecimiento histórico de este siglo, ni lo que ha representado y representa aún hoy -no obstante las sombras y el duro precio pagado- en lo que se refiere a la lucha de las fuerzas revolucionarias democrátIcas y socialistas del mundo entero».

Socialismo democrático

¿Significa esto que el comunismo italiano seguirá el modelo soviético? Berlinguer respondió categóricamente que no, porque «nadie está obligado a seguir los caminos de los demás y menos sus errores». Añadió: «Sólo siguiendo un camino distinto en Italia y en otros países capitalistas desarrollados podremos llegar al socialismo.» Pero, según Berlinguer, este socialismo tiene que ser «plenamente democrático». Para crear un «tercer camino», entre leninismo y socialdemocracia, es necesario conseguir una unidad de fuerzas entre comunistas, socialistas y demócratas avanzados de inspiración laica, católica o cristiana, es decir, el «compromiso histórico».A los socialistas, que en la búsqueda de mayor espacio político en Italia mantienen, con Craxi a la cabeza, una dura polémica con el PCI, Berlinguer les ha reconocido el derecho de «ampliar su electorado», pero «respetando a los demás» y sin caer en las viejas campañas anticomunistas. Y sobre todo reconoció al Partido Socialista su papel indispensable y sustancialmente distinto de la socialdemocracia «reformista», en la «lucha contra el mecanismo capitalísta». por eso, según Berlinguer, no tiene sentido contraponer el eurocomunismo al eurosocialismo, porque se trata de «dos fuerzas, que, juntas, deben colaborar en la unidad de las fuerzas obreras y democráticas de Europa occidental».

Entrada en el Gobierno

Una sola desilusión para la base en el discurso de Berlinguer: la poca convicción con la cual defendió el derecho de los comunistas a entrar en el Gobierno.Berlínguer se limitó a decir que se trata de un problema que «sigue abierto». Precisamente el día anterior el vicepresidente de la Democracía Cristiana, Glovanni Galloni, en el congreso de la izquierda de su partido, había asegurado que durarite diez años la Democracia Cristiana tendrá que seguir aún gobernando este país.

Pero no cabe duda de que, en un momento tan delicado, el partido de Berlinguer prefiere seguir usando su táctica de la paciencia.