Los conceptos de Rousseau sobre la propiedad y el poder, debatidos en el congreso de La Rábida
El congreso internacional que se celebra en la Universidad de La Rábida (Huelva) sobre Rousseau versó ayer sobre las influencias recibidas en la irradiación, del pensamiento del filósofo francés, muerto hace dos siglos. Así, el historiador español Angel Losada hizo un estudio erudito y concienzudo sobre el mito del buen salvaje en el pensamiento del padre Las Casas, Vives y Guevara. Los humanistas españoles han influido en la obra de, Rousseau hasta el punto de inspirarle la obra de teatro de una, dudosa calidad titulada El Movimiento deI Nuevo Mundo.
ENVIADO ESPECIAL, El profesor Villorio, de la Universidad de México, se manifestó contrario a la tesis muy generalizada de que Rousseau y los enciclopedistas franceses crearon la atmósfera ideológica de la independencia americana. No son las ideas, dijo, sino la realidad económica y social que utilizó ciertas ideas en un proceso revolucionario cambiante. Cuando se manifestaron por primera vez proyectos independentistas se apeló al concepto del pacto social del padre Suárez y a las ideas tradicionalistas españolas de la soberanía del pueblo a través de la Junta de Cabildos. Pero cuando la lucha por la independencia en México se transforma en una revolución campesina, el Congreso de Chilpancingo de 1813 redacta una Constitución de inspiración roussoniana. Pero más tarde el liberalismo mexicano, al frustrarse la revolución popular con el advenimiento de Agustín Iturbe, realiza una síntesis artificial de las ideas democráticas norteamericanas con el pensamiento de Rousseau.El profesor Georges Benrekassa, de la Universidad de París, expuso con profundidad y a un nivel de abstracción las sucesivas contradicciones dialécticas del pensamiento de Rousseau. Así, dibujó con brillo y calidad la, antinomia del contrato social. Apuntó también a la ausencia de la historia y a su reabsorción en su concepción de la voluntad general. Se refirió a la acusación de totalitarismo que se le formula recientemente a Rousseau, precisamente porque ignora la historia, como utopista creador racional, denuncia que también le dirige la escuela de Frankfurt. Para el conferenciante, Rousseau no ignora la historia, pues estudia en el discurso sobre la desigualdad los orígenes de la propiedad de la división del trabajo y afirma que la sociedad civil se basa en la perpetuación y dominio de los más fuertes.
También el profesor Benreka-ssa nos explicó la segunda antinomia en la obra de Rousseau: la oposición que existe entre la sociedad civil y la voluntad general, entre la realidad socioeconómica y la razón política universal. Mientras la sociedad civil se basa en el pacto de sumisión, la sociedad política en el pacto voluntario de asociación. Así, Rousseau formula lo que Marx .llama la alienación de la política, es decir, la visión del hombre, el individuo privado y ciudadano público. Como individuo, Rousseau concibe al hombre como destinado a corromper, víctima de sus intereses. Pero corno ciudadano su particularidad se universaliza y coincide con el interés general. Pero el egoísmo inmaduro de los individuos vuelca la sociedad hasta el despotismo. El pesimismo de Rousseau se corresponde con su pesimismo antropológico. Por ello Rousseau trata de eliminar la historia, que no enseña nada, que es un monumento inerte, para crear una nueva historia, nuevo Estado, fruto de su razón, ideal arquitectura lógica de la imaginación.
La Revolución Francesa rompió igualmente con la historia pasada, a la que enterró viva en los archivos. Pero el Estado, expresión de la voluntad general, corre el peligro de caer bajo el dominio de grupos de intereses privados, llegándose así a una monopolización del poder. Rousseau intuye este riesgo, pero cree que la voluntad general puede vencer esta nueva oposición. Así, en un artículo sobre economía política propone la limitación de la propiedad, la equiparación de los intereses particulares para salvar la voluntad general, pero dentro de esta esfera ideal de la política aparece otro antagonismo evidente entre la unidad la totalidad y homogeneidad del Estado o cuerpo político y los Gobiernos que los encaman, que pueden ser volubles y caprichosos. En consecuencia, la política puede convertirse en antepolítica o en politiquería.
Una religión civil
Por ello Rousseau propone una religión civil laica que una al soberano con el ciudadano por una fe común en el amor a la voluntad general, es decir, al interés colectivo para reafirmar por este acto religioso la indestructibilidad de la colectividad política. Pero la política ideal, síntesis de fe y de razón, crea a su vez un nuevo desgarramiento: o el individuo se somete al Estado o se vive íntegramente en soledad, negando la política misma. El profesor Jean Roussel, de la Universidad francesa de Angers, habló sobre Rousseau y la autoridad de las leyes; el contrato social, al formular la tesis de la voluntad general, somete al individuo a una totalidad que le incorpora. Así crea la unidad frente a la dispersión-anárquica de los individuos. Rousseau creó el despotismo moderno. Los nuevos filósofos franceses, entre ellos Guy Lardreau, le acusan de formular explícitamente la teoría del Estado moderno totalitario. En general, todos los ensayistas ,Políticos americanos le dirigen el mismo reproche, pero para el profesor Roussel dichas afirmaciones son falsas si se conoce al hombre Rousseau.Su instinto primario es rechazar la autoridad de las leyes. Por su naturaleza pasiva, dócil, tiende a someterse, pero a la vez se rebela contra su propia sumisión. La autoridad es recusada por Rous seau por temperamento, porque hay que proteger al débil contra el fuerte y la autoridad siempre ayuda al poderoso. Las leyes son útiles para los que poseen e inútiles para los que no tienen nada, afirma Rousseau. La libertad consiste en rechazar. La depen dencia es la insumisión. Por ello Rousseau busca la legitimidad de la autoridad de las leyes, que so lamente encuentra en la morali dad. El contrato social busca la, legitimidad de las leyes y lajusti cia es la única base de la autori dad de las leyes. La verdad y el bien para Rousseau son insepa rables. La verdad y lajusticia son las únicas virtudes de la ley, y que justifican que la obedezcamos. Así, moral y política sellan una alianza definitiva.
Babelia
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