Críticas a la curia por su excesivo secreto informativo
«Después de las primeras reuniones me parecía que ya estaba casi todo decidido. Ahora pienso de otra manera, cuanto más nos vemos más nos damos cuenta de lo que queda por hacer», declaró ayer el arzobispo de Nueva York, el cardenal Cooke, refiriéndose a la preparación para la elección del nuevo Papa. Estas declaraciones echan un jarro de agua a los optimismos de quienes esperaban un cónclave muy fácil.Se recuerda en estos momentos que la curia está contradiciendo la doctrina de la Iglesia en Communio, et Progressio. En este documento se escribe textualmente: «Para que la opinión pública pueda ser informada correctamente es necesario que antes se reconozca a la sociedad el derecho de llegar a las fuentes de información y a la libertad de expresión.» Y hablando de la dificultad de los informadores, escribe: «Los profesionales de la información realizan un trabajo muy grave y difícil, muchas veces lleno de obstáculos que les crean cuantos tienen interés en ocultar la verdad.»
Si la Iglesia pide a la sociedad civil esta apertura en la información no se puede conformar hoy, dicen aquí los periodistas, con decir que la estufa de lafumata funcionará bien o que las celdas de los cardenales durante el cónclave serán «muy austeras». Es grave que prácticamente se les haya prohibido a los cardenales tener contactos con la prensa. Los únicos que como grupo han roto este silencio fueron ayer los cardenales americanos, los cuales celebraron una conferencia de prensa con los informadores católicos americanos. De este encuentro se ha podido saber que esta vez la Iglesia americana no apoyará un candidato «reaccionario», sino más bien uno que continúe la apertura del Concilio y que sea muy sensible a los problemas de la Iglesia del Tercer Mundo. Indicaron también que «aún no se ha llegado a hablar de un candidato concreto», que no desean un Papa político ni diplomático, sino más bien un «pastor», pero al mismo tiempo un Papa que luche contra la injusticia y a favor de la paz porque, según la Biblia, dijo el arzobispo de Boston, cardenal Medeiros, «no existe verdadera paz sin justicia entre los hombres».
La Iglesia americana condicionó siempre la política de la Iglesia de Roma porque de Estados Unidos llegaban a la curia los cheques más cargados de dólares. Hoy sigue teniendo aquí gran influencia, por eso estas declaraciones parece ser que no han gustado mucho a la parte conservadora, que sigue luchando para bloquear la elección de un reformador.
El grupo de cardenales de América Latina, que son diecinueve y constituyen el núcleo más importante de los no europeos, se ha reunido también por primera vez conjuntamente. Tampoco se habló de un candidato concreto, pero se redactó en esta reunión una carta secreta enviada a todos los cardenales en la cual aparece la línea de la Iglesia latinoamericana. EL PAIS pudo saber que este documento es muy abierto, por lo que se refiere al deseo de que el sucesor de Pablo VI sea un Papa que lleve hacia adelante las ideas reformadoras del Concilio y que tenga muy presentes las exigencias de las nuevas Iglesias del Tercer Mundo. Piden mayor descentralización y mayor autonomía local.
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