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El asesino de Luther King insiste en que hubo conspiración

James Earl Ray dijo ayer a un comité investigador del Congreso norteamericano que si él hubiese matado realmente al reverendo Martin Luther King «no habría sido tan estúpido como para dejar mis huellas dactilares» en el rifle con el que se cometió el asesinato.

En su segundo día de testimonio ante el comité especial de la Cámara de Representantes que investiga los asesinatos de Luther King y de Kennedy, Ray apareció mucho más tranquilo que la vez anterior. Vestido con la misma chaqueta de cuadros, hablando con acento sureño e intercalando palabras del argot carcelario, el hombre que se confesó responsable del asesinato de King hace diez años repitió ayer que era la víctima de un complot.

Cómo borrar huellas

Cuando se le interrogó sobre el hecho -una de las principales pruebas utilizadas en su contra- de que el rifle del calibre 30.09, que se encontró en la habitación de un hotel desde donde se supone se efectuó el disparo que mató al líder negro tuviese impresas sus huellas dactilares, James Earl Ray respondió que eso era precisamente su mejor defensa, porque si hubiese cometido el crimen habría tenido buen cuidado de borrar las huellas.Un miembro del comité objetó que quizá Ray no había borrado sus impresiones digitales del rifle a causa de sus prisas en alejarse del lugar una vez cometido el crimen. Ray, un experimentado miembro del hampa y un especialista en fugas de prisiones, explicó al congresista que las huellas digitales se borran antes de cometer el crimen. Ray dijo haberlo hecho en otras ocasiones y contó uno de sus métodos favoritos: colocar bandas de cinta adhesiva en la culata del arma antes de utilizarla y arrancarlas rápidamente después.

Si James Earl Ray no tomó estas precauciones que conocía tan bien fue porque no cometió el crimen, según sus palabras. El hecho de que el rifle tuviera sus huellas se debe a que lo compró por encargo del misterioso «Raúl», a quien se lo entregó la noche antes del asesinato. El arma habría sido dejada en la habitación del hotel para inculpar a Ray, que sería así la víctima propiciatoria de una conspiración tramada por la propia policía de Memphis y el FBI.

Enfrentamientos

Gran parte de la audiencia de ayer se empleó en los continuos enfrentamientos del abogado de Ray, Mark Lane, con los miembros del comité. Lane exigió que se le dieran copias de todos y cada uno de los documentos que los congresistas utilizaban para interrogar a su cliente y presentó objeciones a muchas de las preguntas.El presidente en funciones del comité, Richardson Preyer, recordó al abogado que aquello no era un juicio y llegó a amenazarle con ordenar su expulsión de la sala. Ello no amedrentó a Mark Lane, que en una ocasión acusó al comité de volver a la «era de McCarthy», en una alusión al senador que desencadenó la «caza de brujas» en los años cincuenta contra los izquierdistas y liberales norteamericanos.

«Pequeños errores»

James Earl Ray admitió que había contradicciones entre sus declaraciones del miércoles y otras hechas anteriormente, pero dijo que eran sólo «pequeños errores» que no alteran lo básico de su testimonio: que él no es el asesino del reverendo King. Los errores se deberían a fallos de memoria o a la ausencia de documentos concretos -añadió Ray-, quien llegó a decir que si los investigadores pueden probar que volvió a Atlanta después de comprar el rifle en Birmingham. (Alabama) él aceptaría la responsabilidad por el crimen.

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