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"El peligro esencial está en el uso militar de la energía atómica"

Superada la primera etapa de entusiasmo y sorpresa de los años sesenta y setenta, la energía nuclear se enfrenta a críticas cada vez más profundas y a una contestación que pone en tela de juicio la mayor parte de sus supuestos logros. Los elevados costes de producción, el monopolio del enriquecimiento del uranio -material esencial en el proceso nuclear- la baja rentabilidad constatada hasta el momento y los indiscutibles peligros que el complejo ciclo nuclear lleva consigo han sido factores de suma importancia en el evidente descenso de los programas nucleares que se está produciendo en la mayor parte de los países desarrollados.Vicens Fisas, especialista en temas nucleares, colaborador del Comité Antinuclear de Cataluña, acaba de publicar un libro Centrales nucleares: imperialismo tecnológico y proliferación nuclear, en el que aborda nuevos aspectos de crítica y discusión al debate nuclear.

«Hasta ahora -explicó Vicens Fisas a EL PAIS- la polémica se ha desarrollado básicamente en el ámbito ecológico, los problemas de contaminación, etcétera. Por eso en este libro he querido dejar aparte estos aspectos y tratar más extensamente los económicos y los que se refieren a la aplicación militar de este proceso. Creo que ambos tienen suficiente peso específico como para desarrollar una crítica que destruya las razones que dan las compañías eléctricas.»

Los intereses militares serían, en opinión de Vicens Fisas de una importancia esencial a la hora de interpretar fenómenos como la proliferación de centrales nucleares en los países del Tercer Mundo, cuyos programas están sufriendo una considerable expansión. La posibilidad de obtener material para la fabricación de bombas atómicas del plutonio que se libera en el ciclo nuclear constituye uno de los grandes alicientes de esta energía, ensalzada hasta ahora por las compañías eléctricas. «El gran argumento en defensa de la energía nuclear, el de su supuesta independencia con respecto a otras energías queda descartado cuando se sabe que el material combustible está en manos de las potencias de siempre. Aunque las centrales sean españolas, no puede considerarse nacional la electricidad que producen porque el combustible es extranjero.»

Referéndum nacional

A pesar de la existencia desde hace varios meses de una comisión promoratoria de la energía nuclear que pretende someter este controvertido tema a un referéndum nacional, destinado a propiciar un debate más amplio, la actividad de los grupos ecologistas españoles es considerada por Fisas como algo débil y parcial. «Se han hecho muchas manifestaciones de protesta contra una costa vasca o catalana no nuclear, pero han sido cosas demasiado localizadas. Hubiera sido necesario globalizar más la protesta. Por otra parte, considero que ha habido un descuido importante, al no asumir estos grupos la cuestión de la utilización nacional del átomo y los preparativos de bomba atómica que se realizan en España.»Precisamente el peligro del uso militar de esta potencia mortífera por grupos terroristas hace tiempo que preocupa muy seriamente en un país precursor de lo nuclear como Estados Unidos. Douglas de Nike, psicólogo de la University of Southern California Medical School, elaboró recientemente una lista de personas susceptibles de intentar un sabotaje nuclear que Vicens Fisas recoge en su libro. La cantidad de personas, grupos o potencias extranjeras que incluye revelan al mismo tiempo la imposibilidad material de controlar por completo un proceso de tal complejidad.

«Mientras existan necesidades militares se desarrollarán programas civiles, en el Este y en el Oeste. Esta es una realidad que tiene que ver no sólo con la energía nuclear. De todas formas es bastante aterrador pensar que dentro de diez años, cuarenta países tendrán centrales nucleares capaces de producir diariamente de diez a veinte bombas de un kilotón.»

Otro de los factores que con más fuerza ha pesado en este retroceso evidente de los programas nucleares ha sido el económico. En concreto en nuestro país se puede hablar de una política de engaños en los precios de las centrales, ya que se menciona normalmente el coste sobre los proyectos sin contar algunas fases del ciclo nuclear. Una central con mil megawatios de potencia no puede costar hoy menos de mil millones de dólares y, de creer las cifras que se nos dan, cabría pensarse que en este país se nos venden centrales a mitad de precio. Incluso el coste estimado de una central de potencia pequeña, como Vandellós, que se calcula en 470 millones de dólares, resulta un tanto irreal, ya que se dan unas condiciones financieras particularmente favorables. El precio del uranio enriquecido, que ha experimentado un aumento en progresión geométrica a partir de 1973, ha influido decisivamente en el coste final del balance energético.

Estas razones se han dejado sentir también en el Plan Energético Nacional. «En dos años ha habido dos planes energéticos y varios borradores que han ido bajando sus presupuestos. El último borrador prevé la construcción de siete centrales, mientras que el primero proyectaba unas veinte.»

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