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El Presupuesto prevé un aumento de sueldo de los funcionarios del 10 por 100

El ministro de Hacienda, Francisco Fernández Ordóñez, manifestó en Gijón al corresponsal de EL PAÍS, con motivo de su visita a la Feria Nacional de Muestras, que España necesita para 1979 -y que no tiene otra alternativa- un crecimiento mínimo del 4%, porque por debajo de esta tasa, el paro se situaría en límites peligrosos, y confirmó haber marcado en la primera maqueta que hizo de los presupuestos un tope de aumento salarial para los funcionarios del 10%, teniendo en cuenta que su seguridad en el empleo es muy superior a la del resto de los trabajadores.

Para corregir el volumen de in versión y absorber los actuales niveles de paro, el señor Fernández Ordéiñez afirmó que es necesario trasladar recursos desde el consumo a la inversión y a la exportación. «En otras palabras -añadió-, tenemos que aumentar la diferencia entre la oferta total de bienes y servicios y el consumo, y dirigir los recursos que incrementemos de esta forma hacia los sectores más dinámicos. Esto significa que por encima de una política monetaria y una política fiscal está la política de transformación de nuestras estructuras y, dentro de ellas, las estructuras industriales.» Añadió que la inflación y el paro no son problemas autónomos y que el planteamiento que ha hecho el Ministerio de Hacienda en el tema de la reforma fiscal expresa la voluntad de profundizar no en los efectos, sino en las causas de los problemas. «España -agregó tiene que mantener y culminar el proceso de las reformas ya enunciadas por los pactos de la Moncloa y proyectar a medio plazo el panorama de su política económica.» Sobre la renegociación de los pactos de la Moncloa manifestó: «Creo que la política económica española tiene que asentarse sobre un horizonte temporal más amplio y sobre unas bases distíntas a las de los pactos de la Moncloa. Por otra parte, lo que no cabe duda es que resulta necesario un nivel mínimo de acuerdo sobre el cual montar la estrategia para los próximos años. La viabilidad de unos nuevos acuerdos depende del futuro político del país a partir del referéndum. Creo que la respuesta está en función de esto. Es decir, no es lo mismo unas elecciones generales al día siguiente del referéndum que un Gobierno constituido al día siguiente de ese referéndum. Los nuevos pactos de la Moncloa probablemente no tendrían sentido si al día siguiente del referéndum hubiera elecciones. En cambio, sin ellas tendría que haber unos acuerdos, que deberían hacerse de una manera distinta a como surgieron los pactos de la Moncloa. Tendrían que surgir de abajo a arriba y no de arriba a abajo.»

El ministro explicó las actividades que desarrolla su departamento, además de las relativas a la política presupuestaria y a la reforma fiscal, poniendo especial énfasis en que su equipo está terminando la elaboración del presupuesto para el próximo año con un planteamienio distinto, insistiendo el presupuesto de gastos fiscales, que es el problema más preocupante, según el ministro, por la enorme cantidad de subvenciones existentes. «Es un presupuesto regionalizado -añadió- y es diferente en cuanto a su clarificación. Al mismo, tiempo, estamos desarrollando la infraestructura de la reforma tributaria, campo en el que hemos dado pasos espectaculares en materia de inspección, ya que este año han sido convocadas el mismo número de plazas que desde 1940 hasta ahora.

Nos queda todavía por desarrollar la estructura administrativa de acogida de la reforma, para lo cual hay un decreto que va a salir muy pronto, que supone un cambio en el aparato administrativo de cara a un sistema tributario distinto. Nos preocupa también todo el sistema de procedimiento tributario en materia de jurados y de valoraciones, y preparamos un proyecto de ley en este sentido, que se llevará muy pronto a las Cortes. Tenemos también en marcha un libro blanco en materia de seguros.»

Fernández Ordóñez, tras asegurar que el primer objetivo de un sistema tributario es terminar con el fraude y de advertir que se actuará con toda energía con los defraudadores, respondió que no había dimitido cuando se fue Fuentes Quintana porque «los hechos -dijo- explican un poco mis razones para quedarme. Tenía el compromiso de llevar adelante una reforma fiscal en la que creía y por la que he luchado toda mi vida. Pensé entonces que me quedaban fuerzas suficientes para llevarla a cabo y creo que no me equivoqué.»

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